El domingo dejamos nuestra primera posada y salimos hacia Santillana del Mar. Habíamos pillado una oferta muy buena: por poco más de lo que costaba una habitación normal, íbamos a estar en un hotel de cinco estrellas, como señores. Pero no habíamos podido cogerla para el fin de semana; por eso lo demoramos un par de días.
Nuestra intención inicial era coger la habitación, dejar las cosas y pasar el día en Santander. Si embargo, una vez en Santillana decidimos dejar la capital para el día siguiente y quedarnos allí.
Santillana es una villa medieval fundada en el siglo X junto al monasterio de Santa Juliana, de cuyo nombre latino deriva su nombre (Sancta Iuliana -> Santillana). Posteriormente, en el siglo XII, el monasterio fue sustituido por una Colegiata, que es actualmente su monumento más destacado. El cambio se hizo por motivos políticos: una colegiata está regida por canónigos, lo que le daba mayor independencia del obispado.
La Colegiata está en la plaza, un tanto elevada frente al resto de la villa. Es un edificio muy grande y bonito, tanto por dentro como por fuera. Tal vez lo más reseñable sea su claustro románico, con capiteles historiados que van explicando mediante una grabación que se oye por los altavoces; un método un tanto ganadero, pero efectivo. Bueno, toda la Colegiata es románica, salvo algún desafortunado añadido.
Otro edificio destacable es el antiguo convento de Regina Coeli, actual museo pontificio. Se entra con la misma entrada de la Colegiata y tiene una colección, en mi opinión, mucho más interesante de lo habitual en un museo de estas características. Me llamó mucho la atención un Cristo Pensante, por lo original. Es una talla de Cristo desnudo, con todo el cuerpo llagado (tal vez tras la flagelación), sentado en actitud pensativa.
Entre las muchas tallas del museo había bastantes de San Roque. En la mayoría estaba junto a un perro, y en todas llevaba la túnica remangada para mostrar una herida en el muslo. Pero ni Raquel ni yo conocíamos la historia del santo, así que ignorábamos la razón. Hasta que encontramos otra talla en la que dos perros lamían las heridas de las piernas del santo, de donde extraje la deducción que expliqué a Raquel: "Ah, es que a San Roque le salían llagas en las piernas y venían los perros a lamérselas, por eso eran así las otras tallas". Y, tras leer la plaquita que había al lado, añadí: "Y por eso pone aquí que éste es San Lázaro". Momento tonto del día y la pobre chica ahogada de risa durante varios minutos.
Otra cosa que nos llamó la atención en el museo fue una sala que tienen dedicada a Teresa Peña, una pintora cántabra del siglo XX que nos gustó bastante. Por lo general, los pintores religiosos contemporáneos son bastante blandengues, pero ésta era muy expresiva y tenía un estilo muy personal. Tanto que luego vimos algún otro cuadro suyo en otros sitios y la reconocíamos al instante.
Además de estos edificios singulares, todo el casco antiguo de Santillana es semipeatonal, con todas las calles empedradas y las fachadas de los edificios igualmente de piedra. Además, todos los letreros de los establecimientos públicos son de forja, incluso los de aquellos que suelen tener carteles estándar, como la sucursal del BSCH o la Administración de Lotería. Esto hace de Santillana una villa eminentemente turística y con un cierto aire de decorado cinematográfico. Aunque, como es habitual en el norte, busca un turismo de cierta calidad. Casi no hay bares de marcha y, por ejemplo, al lado del hotel hay una "enoteca" donde sirven una buena variedad de vinos juntos con unas raciones bastante escogidas. Esto lo sé porque entramos, claro, y nos tomamos unos vinos con mousse de foie de oca.
Aparte de eso, no nos excedimos en las comidas. A mediodía, un menú normal, en el que aproveché para probar el cocido montañés. Y, para cenar, sendas sartenadas, que son parecidas a los huevos rotos que se sirven en otros lugares. Bastante bien.
Después de cenar ya nos fuimos a dormir. El hotel Casa del Marqués es pequeño, unas 15 habitaciones. La nuestra estaba en el segundo y último piso, conque estaba abuhardillada. Por los ventanales del techo entraba tanta luz que, cada vez que salíamos de la habitación, me daba la impresión de que nos dejábamos alguna luz encendida. Esto era especialmente cierto en el espectacular cuarto de baño, en el que Raquel quería quedarse a vivir. Pero no lo hicimos.
31 julio 2005
17/07 Santillana del Mar
28 julio 2005
16/07 Cabárceno
Raquel tenía bastantes ganas de ver el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, y a mí también me pareció buena idea, conque para allá que fuimos.
A veces se le llama "Parque Natural", pero no lo es. Es una gran extensión de terreno donde se han preparado hábitats para un montón de animales diferentes procendentes de todo el mundo. Salvo la Antártida, aunque sí hay un par de focas de la región ártica. Cabárceno se visita en coche, siguiendo un circuito de unos 25km y bajando al llegar a la zona de cada uno de los animales. Para ayudarte, a la entrada te dan un plano y un CD que contiene una audioguía, para irlo escuchando en el coche al llegar a cada zona. El CD es multimedia y resulta un buen recuerdo de la visita. Visita que es larga y cansada, porque también hay que andar bastante, pero merece claramente la pena.
En Zaragoza no hay zoo, así que nunca había estado en uno de ellos. Por tanto, había muchísimos animales que nunca había visto al natural. Bueno, algunos en el circo, de pequeño. Además, tienen colonias bastante numerosas, por lo general. Por ejemplo, casi una docena de leones y otros tantos tigres o elefantes. Aunque yo prefería otros animales menos peligrosos porque te podías acercar más a ellos (aunque siempre detrás de una valla). Por ejemplo, los emúes eran muy amistosos y te ponían la cara, con su enorme pico, a pocos centímetros de la tuya.
Un recomendación: intentad evitar las horas de más calor, pues los animales están bastante adormecidos.
Nosotros aprovechamos el mediodía para visitar el reptilario, que se encuentra a cubierto, y también para comer en tiempo récord: sin bajar del coche, dimos cuenta de los restos del estofado de toro que habíamos traído desde Pamplona.
Acabamos nuestra visita agotados, pero aún era pronto para cenar, conque fuimos a ver el Palacio de Elsedo, en la cercana localidad de Pámenes. Fue la sorpresa del día. Aparte del propio valor arquitectónico de este palacio barroco, resulta que en su interior hay un excelente museo de arte contemporáneo. Incluso a Raquel, que no es nada aficionada a la pintura del siglo XX, le gustó. La colección no es enorme, pero sí de buena calidad y recomiendo la visita si vais por allí. Y os gusta el arte moderno, claro.
Al final se nos ocurrió ir a Laredo. Como estábamos cansados, no callejeamos mucho y nos fuimos a cenar al restaurante Somera, en la Ruamayor. Nos costó encontrar uno que nos convenciera, pero hicimos buena elección. Buen pescado y buen precio. Y después, a dormir, con nueva pérdida sin ni siquiera salir de Laredo. Pero sobrevivimos.
27 julio 2005
15/07 Llegamos a Cantabria
Todavía quedaban por las calles de Pamplona los últimos restos de los Sanfermines cuando fuimos a recoger nuestro coche de alquiler y emprendimos viaje hacia Cantabria, nada más comer.
Durante los dos primeros días íbamos a alojarnos en un pequeño pueblo del concejo de Ribamontán al Monte, en la Trasmiera cántabra. Para los del Norte esto será habitual, pero a mí me llamó la atención durante todo el viaje esto de los concejos. No son sino municipios que, en muchos casos, están formados por un montón de núcleos dispersos. A veces el nombre del concejo corresponde al de su capital, pero no siempre es así. Por ejemplo, no hay ningún núcleo de población llamado Ribamontán al Monte; su capital se llama Villaverde de Pontones.
Nuestro pueblito resultó ser aún más pequeño de lo que pensábamos, casi nos lo pasamos de largo. Y la posada también era pequeña, con sólo tres o cuatro habitaciones, pero suficiente para nuestros propósitos. Además, la dueña era bastante maja.
Llegamos a nuestra posada a media tarde, conque decidimos buscar un lugar donde pasar la tarde y cenar. Así que nos fuimos a Santoña, localidad famosa en el norte por sus playas y sus anchoas. Aunque hoy día es bastante turística, no ha perdido por completo su carácter marinero. Santoña es uno de los destinos playeros favoritos de los vascos (yo mismo había estado allí 30 años antes con mis primos). Nos dedicamos a pasear junto al mar y también por el pueblo, tomar unas raciones (incluyendo una de anchoas, claro) y cenar razonablemente en un restaurante bastante mono, La Bodeguilla de la Tasca. En la Tasca en cuestión nos habíamos tomado antes unos vinos por 40 céntimos cada uno, lo que no es muy habitual hoy día. Por desgracia, la cena estuvo amenizada por un disco de David Bisbal en directo. Eso sí, estaba bajito.
Tras la cena, vuelta a nuestro pueblito (sólo nos perdimos una vez) y a dormir, que estábamos cansados.
26 julio 2005
Pequeño añadido
Un par de cosillas que se me olvidaron en el mensaje anterior:
- Cuando le conté a Raquel qué discos me habían regalado para mi cumple, lo primero que hizo fue preguntarme por qué no los había llevado, que ella tiene tocadiscos. Ay, qué encanto de chica.
- Una mañana, por la calle, vimos a unos chavales con pinta de acabar de levantarse. Uno de ellos preguntó a sus colegas: "¿Dónde vamos a comer, al Erojki?" Estos madrileños...
10-14/07 Pamplona y los Sanfermines
Aquí da comienzo la plasto-serie de este año. Cassandra: ya sabes que no puedo negarte nada así que, si quieres, a tí te lo cuento en persona.
Antes de salir de viaje por el norte de España, Raquel y yo íbamos a pasar unos días juntos en Pamplona, coincidiendo con el final de los Sanfermines. Aunque ella llevaba allí desde el primer momento, siguiendo los preceptos de su religión, que le impiden abandonar Pamplona durante los Sanfermines si no es por causa de fuerza mayor.
La mía, en cambio, me impide estar en Pamplona en fin de semana durante las fiestas. Conque no fui hasta el domingo. Aunque, en realidad, tampoco iba mucho entre semana. Ésta iba a ser la segunda vez, y la primera había sido once años antes. O eso creía. Resulta que no, que había vuelto al año siguiente, pero lo pasé tan mal y ponía tanta cara de asco en todos los garitos repletos de gente que Raquel me mandó de vuelta a casa y acordamos que, en adelante, no volvería a pisar Pamplona en fin de semana de Sanfermines. Al parecer, la experiencia fue tan traumática que la había olvidado por completo hasta que ella me lo recordó.
Esta vez teníamos pensado dedicarnos especialmente a los Sanfermines diurnos, en vez de salir a muerte por las noches y pasar los días durmiendo. Eso no nos impidió volver a casa a las cinco de la mañana la primera noche, por ejemplo; pero, en general, la cosa fue distinta.
Casi todos los de la cuadrilla de Raquel estaban de vacaciones, conque no les vi. La excepción eran E y O, pero no podíamos contar mucho con ellos, porque ella está embarazada y al pobre chico le han detectado recientemente un problema de corazón, conque los dos necesitan guardar bastante reposo. De todos modos, casi todos los días les veíamos un rato. Y, si no, salíamos con K, otra amiga de Raquel de sus tiempos de estudiantes en Zaragoza.
Hechos destacados:
- Fuimos a dos corridas de toros, las dos veces con O. Dos corridas que, a priori, habían despertado gran expectación: la de los jandillas y la de los victorinos, que debutaban en Pamplona. Como buena plaza torista, en Pamplona tienen más importancia las ganaderías que los toreros. Pero las dos fracasaron. Ante los jandillas sólo vimos una buena faena de Salvador Cortés, que sustituía a Eduardo Gallo, frente al tercero, premiada con una oreja. Otra inmerecida cortó César Jiménez al quinto, a lo que Cortés respondió en el sexto dando por su cuenta una vuelta al ruedo que tampoco mereció. El Cid, gran triunfador de la temporada, se fue inédito. Ante los victorinos, Luis Miguel Encabo estuvo francamente bien, desperdiciando con el acero un triunfo que se había ganado durante toda la lidia de sus toros. Excelentes verónicas, buenas banderillas sin alardes innecesarios y faenas de muleta por encima de la pobre categoría de sus enemigos. En cambio, ni Pepín Líria ni, nuevamente, El Cid, fueron capaces de nada en sus respectivos turnos.
- En la primera corrida estuvimos en sol, aunque nos libramos de que los de las peñas nos machacasen mucho (en Pamplona el tendido de sol es terrible). Pero sí nos tocó un plasta detrás que no nos dejó en paz durante toda la corrida. Yo creía que llevaba la espalda llena de moratones de tantos tastarrazos como me dio, pero no. Y pasamos un calor tremendo claro. En la segunda conseguimos sombra, pero casi pasamos más calor porque la temperatura era altísima. Al menos, nadie nos molestó.
- También vi dos sueltas de fuegos artificiales, justamente las de las dos pirotecnias extranjeras que participaron en el concurso. En Pamplona hacen concurso de pirotecnias, con lo que todas intentan lucirse y se ven unos castillos muy expectaculares. Los italianos estuvieron correctos, sin más, mientras que los portugueses me gustaron mucho. Y no fui el único, por lo que luego oí.
- Una mañana fuimos al Baile de la Alpargata del Casino de Pamplona. Es una tradición pija. Los socios de casino eran los miembros de las mejores familias de la ciudad y, por supuesto, no se permitía la entrada de nadie que no fuera vestido y calzado correctamente. La única excepción era el baile que se celebraba todos los días al acabar el encierro, pues los hombres que venían de correrlo calzaban alpargatas. Y allí ha quedado, como reducto del pijerío pamplonés. Ahora ya puedo decir que he estado y no tengo gran interés en volver, la verdad.
- Haberme levantado temprano para ir al dichoso baile me costó la salida nocturna, porque no estaba para nada. La pobre Raquel tampoco volvió muy tarde porque K cogió un pedo indecente con un solo mojito y se tuvo que ir a casa. Pobre Raquel, qué mal resultado le dimos.
- Una noche sí salimos con más gente. Quedamos para cenar, además de con K, E y O, con dos compañeras de trabajo de Raquel. No cenamos mal, pero fue muy caro, aunque es de esperar en Sanfermines. Por distintos motivos (era entre semana, recordémoslo), nuestros acompañantes se fueron retirando y nos quedamos solos Raquel y yo. Acabamos por la zona de Jarauta, donde están casi todas las peñas y había muy poca gente a la que sacáramos menos de 10 años; antes de que nos confundieran con sus padres, nos largamos a otro garito, donde casi nadie nos sacaba menos de 10 años. Al menos, cabíamos y la música nos dejaba hablar.
- Comimos un par de días en casa de los padres de Raquel. Sin duda alguna, el mejor toro de las fiestas fue el que nos comimos estofado el segundo día. Qué bueno.
- Un día estuvimos viendo una exibición de herri kirolak (es decir, deporte tradicional vasco y navarro). Sí, eso de levantar piedra y cortar troncos. Lo que más nos llamó la atención fue el concurso de levantamiento de yunque, en la que unos animalicos con brazos del diámetro de mi torso intentaban hacer el máximo número de alzadas en dos minutos. El yunque pesa 18kg y en cada alzada debe tocar el suelo y un listón situado 40cm sobre la cabeza del deportista. Hubo cuatro participantes y el concurso terminó con un triple empate a 89, no está mal.
- Mi cena favorita fue la del último día. A Raquel le pone muy triste el "Pobre de mí", así que, en vez de ir a verlo, nos fuimos a cenar al japonés que hay junto a la Audiencia, bastante lejos del centro. Hasta arriba nos pusimos, oye.
- Y qué calor pasamos. Habitualmente, en Pamplona hay que llevar una chaquetica, por si refresca, incluso en verano. Pues ya no. Un calor agobiante y temperaturas de hasta 46°C vi en la calle. Oficialmente, creo que algún día llegamos a los 39°C, lo que es una burrada en esa ciudad.
En resumen, este año lo he pasado muy bien y me voy con ganas de repetir el año que viene. Fuera del fin de semana, por supuesto.
25 julio 2005
Ya he vuelto
Acabo de llegar a mi casita, de vuelta de vacaciones. Y sí, creo que tendréis plasto-serie, aunque no llevo escrito más que la mitad. Pronto, en sus pantallas.
10 julio 2005
Hasta la vista, baby
Me voy de vacaciones, así que no esperéis mucha actividad en este blog durante los próximos días.
Esta vez iré por el norte de España. No sé si a la vuelta escribiré la correspondiente plasto-serie; si es así, tendrá la novedad de que varios de mis lectores conocen mucho mejor que yo la zona por donde voy a estar. Lo que no es mucho decir, porque he estado muy poquitas veces por Cantabria y Asturias, que es adonde voy. Así que, mientras leen, podrán decir "pero qué tarugo es este tío" con mayor frecuencia de la habitual.
Pasadlo bien en mi ausencia y no olvidéis lavaros los dientes tras cada comida.
09 julio 2005
Mi fiesta de cumpleaños
Aunque mi cumpleaños fue el pasado lunes, lo celebré ayer con una fiesta. Creo que es la primera vez que junto a gente de la secta con otros del trabajo y peña del Núcleo. La cosa fue muy bien y, aunque la gente tenía tendencia a estar con quienes conocía (natural), también hubo cierta mezcla, cosa que me alegró.
Me traje un saco de regalos a casa. Publico aquí la lista para envidia de mis amables lectores:
- Colección de DVDs de la Pantera Rosa (primeros episodios)
- DVD "The Italian Job"
- Libro "Is Sex Necessary?", de James Thurber y E.B.White
- Libro "Informe Lugano", de Susan George
- Cómic "Laszivia", de Jan
- Cómic "300", de Frank Miller y Lynn Varley
- Cómic "Roberto España y Manolín - En defensa de la democracia", de Vidal y Gallardo
- Camiseta de Ramstein
- Camiseta de Tintín
- Figura articulada del Castigador ("The Punisher", vamos)
- Gayumbos de Superman
- Lote de discos (formato single) compuesto por:
Luis Aguilé - Con amor o sin amor
Canciones de la Guerra Civil española
Teresa Rabal - De oca a oca
Red de San Luis - Bailad
Encarnita Polo - Paco Paco Paco
Paquito Jerez - Es mi niña bonita / A la mujer española
Paquito Jerez - Una ola / Dos veces madre
Paquito Jerez - Esposa / Mi amor bajó del cielo
Revuelo - Sevillanas
Amanda Miguel - Así no te amará jamás
Las Grecas - Orgullo
Teresita "La Mojada" - La mojada
Teresiya, la niña gitana - Antón Pirulero
El Fary - Era demasiado
Raphael - Canta la Navidad
Lourdes - El poder del amor (éste, en CD)
Además de un par de tarjetitas que molan un montón, firmadas por la peña del cumple.
Ay, qué bien me lo pasé y qué guay todo. Supongo que, cuando me venga la factura del evento, será todo un poquito menos guay. Pero habrá valido la pena. El año que viene, más.
08 julio 2005
El año que viene a la misma hora
Hoy he estado en un bar de Lavapiés con una amiga. Al entrar, me ha preguntado qué quería y le he dicho que una caña. Entonces el camarero, que era muy majo, le ha preguntado: "¿Pero, a estas alturas, aún tienes que preguntarle qué quiere?" Bueno, es que sólo nos vemos una vez al año. Y tocaba hoy.
"El año que viene a la misma hora" es una película encantadora protagonizada por Alan Alda y Ann-Margret [ACTUALIZACIÓN: Como se explica en los comentarios, la protagonista femenina es Ellen Burstyn, no Ann-Margret]. Trata de un hombre y una mujer, casados ambos, que se conocen durante un congreso y tienen una aventura. A partir de entonces, todos los años vuelven a encontrarse en el mismo congreso y repiten el fin de semana juntos. La película abarca unos 30 años y vamos viendo cómo los dos protagonistas se hacen amigos y cómo transcurren sus vidas, aunque de ellos sólo conocemos el fin de semana que pasan juntos, ya que durante el resto del año no tienen ningún contacto.
Bueno, mi amiga y yo sí tenemos algún contacto durante el resto del año. Y, cuando nos juntamos, solemos limitarnos a tomar algo y charlar; la parte de follar la dejamos. De todos modos, tal vez si nos viéramos más a menudo la cosa perdería parte de su encanto.
La excusa para vernos esta vez era ir juntos al teatro. Hemos visto "Esperando a Godot" en un pequeño teatro alternativo (La Puerta Estrecha) con capacidad para no más de 40 espectadores. Para quienes se quejan de que el teatro es caro: los jueves las entradas no tienen precio fijo, pagas lo que quieres (ellos lo llaman "día de paga lo que puedas"). Aunque nosotros hemos pagado el precio normal de 12 euros.
El montaje parte ya de un hecho curioso: aunque los cinco personajes de la obra son hombres, están representados por cinco actrices. Y lo cierto es que lo hacen muy bien. Especialmente la que hace de Vladimir, aunque sus compañeras no desmerecen.
Ahora la parte chunga: "Esperando a Godot" es una obra bastante difícil. Dura más de hora y media durante la cual no pasa nada. Si estáis cansados o no tenéis un buen día, no vayáis. Pero, si estáis bien despejados y con ganas de pensar en lo que estáis viendo, tal vez os guste.
06 julio 2005
Los Juegos
Por lo que he leído y escuchado hoy, parece que la moda general consiste en alegrarse de que los Juegos Olímpicos de 2012 no se celebren en Madrid. Pues mearé de fuera del tiesto y diré que, aunque no esperaba que nos los concedieran, me habría alegrado mucho si hubiera sido así.
Mi experiencia como espectador en directo de estos grandes acontecimientos deportivos no es muy allá. En 1982 vi un partido del mundial de fútbol de España; al final del campeonato, este partido fue considerado el peor de todo el campeonato. Gran elección, la mía.
Y no vi nada de los Juegos de Barcelona, pese a que estuve veraneando cerca durante los últimos días de su celebración. Casualmente, mi padre y mi hermano habían decidido ir justo el día que yo llegué, conque me lo perdí.
Pero me habría gustado mucho tener la ocasión de verlos en mi ciudad. Que sí, que es incómodo por las obras (las tenemos igual), que hay especulación, que todo eso. Pero mira, a mí me habría gustado. En fin, los veré en la tele, ya que serán en Londres y su horario es parecido al nuestro. Los de 2008 en Pekín creo que serán más difíciles para mí, como fueron los de Sydney.
De todos modos, para 2012, vete a saber dónde estaré. Que faltan muchos años.
Los años pasan
Anoche estuve cenando en casa de mis tíos con parte de mi familia y allegados. La excusa era celebrar mi cumpleaños y el de mi primo, que han sido hace poquito.
Al final vimos un vídeo que habíamos grabado durante una cena hace un montón de años (para que os hagáis una idea, el vídeo estaba en Beta). Casi todos los que estábamos ayer en casa de mis tíos también aparecían en el vídeo, salvo un par que aún no habían nacido.
Bueno, ya sabéis cómo son estas cosas. Muchas risas con el aspecto que teníamos entonces y demás. Pero hay una cosa que me llamó mucho la atención: todas las mujeres opinaban que tenían mejor aspecto ahora que entonces. Una de dos: o mentían, o el tópico de querer aparentar siempre menos edad no es del todo correcto.
Creo que lo segundo. Ocurre que, aunque ahora tengan diecisiete años más, compensan el envejecimiento con el estilo. Vamos, que no les gustaba el pelo o la ropa que llevaban entonces. En mi caso, creo que haber engordado diez o quince kilos desde entonces tampoco me ha venido mal, que entonces daba un poco de asco.