Raquel tenía bastantes ganas de ver el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, y a mí también me pareció buena idea, conque para allá que fuimos.
A veces se le llama "Parque Natural", pero no lo es. Es una gran extensión de terreno donde se han preparado hábitats para un montón de animales diferentes procendentes de todo el mundo. Salvo la Antártida, aunque sí hay un par de focas de la región ártica. Cabárceno se visita en coche, siguiendo un circuito de unos 25km y bajando al llegar a la zona de cada uno de los animales. Para ayudarte, a la entrada te dan un plano y un CD que contiene una audioguía, para irlo escuchando en el coche al llegar a cada zona. El CD es multimedia y resulta un buen recuerdo de la visita. Visita que es larga y cansada, porque también hay que andar bastante, pero merece claramente la pena.
En Zaragoza no hay zoo, así que nunca había estado en uno de ellos. Por tanto, había muchísimos animales que nunca había visto al natural. Bueno, algunos en el circo, de pequeño. Además, tienen colonias bastante numerosas, por lo general. Por ejemplo, casi una docena de leones y otros tantos tigres o elefantes. Aunque yo prefería otros animales menos peligrosos porque te podías acercar más a ellos (aunque siempre detrás de una valla). Por ejemplo, los emúes eran muy amistosos y te ponían la cara, con su enorme pico, a pocos centímetros de la tuya.
Un recomendación: intentad evitar las horas de más calor, pues los animales están bastante adormecidos.
Nosotros aprovechamos el mediodía para visitar el reptilario, que se encuentra a cubierto, y también para comer en tiempo récord: sin bajar del coche, dimos cuenta de los restos del estofado de toro que habíamos traído desde Pamplona.
Acabamos nuestra visita agotados, pero aún era pronto para cenar, conque fuimos a ver el Palacio de Elsedo, en la cercana localidad de Pámenes. Fue la sorpresa del día. Aparte del propio valor arquitectónico de este palacio barroco, resulta que en su interior hay un excelente museo de arte contemporáneo. Incluso a Raquel, que no es nada aficionada a la pintura del siglo XX, le gustó. La colección no es enorme, pero sí de buena calidad y recomiendo la visita si vais por allí. Y os gusta el arte moderno, claro.
Al final se nos ocurrió ir a Laredo. Como estábamos cansados, no callejeamos mucho y nos fuimos a cenar al restaurante Somera, en la Ruamayor. Nos costó encontrar uno que nos convenciera, pero hicimos buena elección. Buen pescado y buen precio. Y después, a dormir, con nueva pérdida sin ni siquiera salir de Laredo. Pero sobrevivimos.
28 julio 2005
16/07 Cabárceno
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