En efecto, los del banco tenían una buena explicación para haber cancelado mi tarjeta. Resulta que ayer les llegó un mensaje en el que les comunicaban que alguien en Estados Unidos estaba intentando falsificarla. Hay que joderse.
Me han enseñado el mensaje y no tenía más detalles, así que no puedo saber si es alguien que copió la tarjeta cuando estuve allí este verano o si es por algún pago que he hecho por Internet. Afortunadamente, no parece que hayan podido hacer ningún gasto a mi costa.
Aparte de esto, he tenido ensayo con los Pelafustanes esta tarde. La pobre Rapunzell nos ha llamado a mediodía para decir que se había levantado con dolor de garganta y no sabía si podría venir. La he llamado cuando iba a salir hacia el ensayo para ver qué tal estaba y la he cogido en la cama, así que su estado no parecía muy bueno. Sin embargo, finalmente se ha levantado y ha convencido a Jofán para que la llevara (ella no se atrevía a conducir en su estado). Menos mal que es indestructible. Rapun, por si no te lo he dicho últimamente, eres un encanto.
Otro aparte: quien ha dejado un comentario a mi entrada anterior se ha equivocado, no era "El código Da Vinci". Prueba otra vez.
25 enero 2004
Explicación
23 enero 2004
De compras
La semana que viene tengo una cena en Pamplona con los amigos de Raquel. Hemos hecho lo del amigo invisible y ese día nos damos los regalos.
Así que esta tarde he estado comprando los de la que me ha tocado a mí. No tenía mucho problema: sabía qué comprarle, entraba perfectamente en el rango de precios... en un rato, listo.
En realidad, eran dos regalos los que quería comprar. Para el primero, me he metido en una tienda de ropa de chicas. Creo que yo era el único tío en toda la tienda. Y, por si no llamaba la atención lo suficiente, he montado el numerito a la hora de pagar.
Era muy poco dinero, menos de diez euros, pero no llevaba un clavel en el bolsillo, de manera que he tenido que pagar con tarjeta. Bien, sin problemas... aparentemente. Ha pasado la tarjetita, la máquina ha empezado a soltar papel, me la han devuelto... perdón, ¿puede volver a darme la tarjeta? Qué raro, pero bueno, se la he dado otra vez. La chica que vuelve a pasarla, otra vez sale el papelito, llama a una compañera, la compañera llama por teléfono... que pone en el recibo que es inválido y que retengamos la tarjeta. Hemos llamado por teléfono y nos han dicho que la han inutilizado y tenemos que quedárnosla. Para que vea que no vamos a usarla, le cortamos la banda magnética. Hala. Que tenga un buen día.
Y no, no podían decirme por qué. Tenía que preguntar a mi banco, porque ellas no lo sabían. Por suerte, tenía otra tarjeta más y esta sí ha colado. Claro que esta otra tarjeta no sirve para los cajeros, de modo que me he quedado con cinco euros en el bolsillo.
En fin, para qué le voy a dar más vueltas, si hasta mañana no puedo ir al banco. Voy a comprar el resto del regalo, un libro que había visto en la Fnac, que estaba al lado. Voy a la Fnac... qué raro, no lo encuentro por ningún sitio. Si el otro día había un montón. Pregunto y, claro, se les había agotado. Otro día me habría ido a buscarlo a otra tienda sin más, pero ya empezaba a buscar cámaras ocultas. Es un libro nuevo que se ha vendido bastante, así que se me hacía raro que no les quedara. ¿A que lo han vendido mejor de lo que pensaban, no han imprimido los suficientes, y se ha agotado en todas partes?
Con estos alegres pensamientos he ido hacia la Casa del Libro, a unos doscientos metros. He mirado el escaparate y, naturalmente, no lo tenían. He entrado, he empezado a buscar por los montones de superventas y... vale, estaba. Les quedaban dos. Así que he agarrado uno antes de que me lo levantaran y misión cumplida.
Eso sí, espero que mañana los del banco tengan una buena explicación.
21 enero 2004
Spam
Inventa algo, que algún gilipollas encontrará cómo joderlo. Con lo bien que funciona el correo electrónico, no podía pasar mucho tiempo sin que alguien descubriera el spam.
Según parece, es un invento antiguo, de la prehistoria de Internet. A un ejecutivo de Digital se le ocurrió mandar un anuncio de un producto nuevo a todos los usuarios de Arpanet, con lo que se armó la de dios. De todos modos, si no hubiera sido él, habría sido otro.
Una nueva modalidad de spam está apareciendo en los blogs. Consiste en dejar anuncios como si fueran comentarios. Hay un cretino que dejó uno en mi blog (no lo busquéis, lo he borrado), así como en la mayoría de los blogs que suelo leer. Desde luego, no se me ocurrió ir a ver su estúpida página, pero basta con que unos poquitos de quienes lean el anuncio hagan clic en el enlace para que el tío considere que ha tenido éxito. Actualmente, se calcula que los spam tradicionales (por correo electrónico) sólo tienen éxito una vez de cada 10.000. Pero, teniendo en cuenta el nulo coste de su envío, es suficiente. A diferencia de los anuncios que dejan en tu buzón postal, el que paga por recibir el mensaje no deseado es el receptor. Gran invento, sí señor.
Claro que todos podemos hacer algo contra el spam, aunque no sea mucho. Nunca, nunca, nunca, contestéis a un mensaje de esos. Ni sigáis un enlace para "ver de qué va". Eso sirve para que el infraser que lo ha enviado considere que ha tenido éxito y mande más. Y ya, el colmo: jamás compréis nada anunciado de esa forma. Si alguien recurre a semejante táctica para anunciarse, es imposible que venda un producto de mínima calidad.
¿Y por qué suelto todo este rollo? Supongo que para desahogarme, porque me revienta que la gente siga picando. Y, si les dices algo, la culpa es tuya. Es lo mismo que ocurre cuando alguien te envía una tonta carta en cadena, y le pides que no lo haga más. Incluso le mandas algún enlace en que se explica que lo que dice la carta en cuestión es falso, para que pueda pensar por su cuenta. Normalmente, lo que consigues es una respuesta cabreada.
Dentro de dos meses, elecciones.
15 enero 2004
Animad vuestras fiestas
Hace tiempo había alguien que dejaba comentarios en mi blog del estilo de "esto es un nido de rojos" y demás. Bueno, por si sigue leyendo y los últimos mensajes no le han gustado, dejo este enlace cortesía de un servidor para que disfrute.
La versión bakala es brutal, pero la versión fiesta es demoledora. Organizad una fiesta, esperad que lleguen vuestros invitados, ponedles esto y, después de los casi doce minutos que dura, contad cuántos quedan en pie.
07 enero 2004
Un test cachondo
Pues sí, he hecho otro de esos tontos tests. Pero éste me ha gustado un montón, es muy gracioso. Especialmente, si eres un fan de ESDLA (o LOTR, como queráis) que se conoce bien el libro y ha visto las películas. Si queréis probar a hacer el test, mirad al final todos los posibles resultados, vale la pena.
Esto es lo que me ha dado a mí:
Congratulations! You're Aragorn!
Which Lord of the Rings character and personality problem are you?
brought to you by Quizilla
06 enero 2004
14/12 A casita
Fin de la plasto-serie.
El domingo 14 volvimos a casita. Y no debimos de hacer nada muy reseñable, porque de lo único que me acuerdo es de que estábamos en el aeropuerto cuatro horas antes de que saliera nuestro avión. Bueno, estuvimos comiendo en el Léon de Bruxelles, un garito especializado en mejillones. En realidad, es una cadena, y sólo en París hay cinco o seis, pero yo sólo he estado en uno (dos veces), cerca de la Ópera.
Incluso tienen su propia cerveza. La cosa consiste en que hacen los mejillones de un montón de maneras diferentes. Y te sacan "frites a volonté"; es decir, todas las patatas fritas que te puedas comer. Es mejor que el McDonalds, aunque un poco más caro. Tampoco demasiado.
Y esto es todo. A partir de ahora, como no tengo ningún viajecito en perspectiva, vuelvo a los mensajes normales. Es decir: cortos, escasos e insustanciales. Para qué variar.
13/12 Amiguitos
Como he escrito en la entrada anterior, no sé si me acuerdo muy bien de los detalles de nuestros últimos días en París. Al fin y al cabo, uno de los motivos para contar mis viajes aquí es que luego puedo releerlo y acordarme. Si alguien tiene quejas, no hay problema, le devuelvo su dinero.
El sábado iba a ser nuestro penúltimo día en París, el último entero. Notamos el fin de semana desde el primer momento, ya que la pequeña sala donde desayunábamos estaba repleta. Acabamos sentándonos en la mesa de un par de chicas alemanas a las que conocíamos ligeramente, pues la mañana anterior habían sido ellas quienes se habían sentado a la nuestra. En Alemania es bastante habitual que la gente se siente en las mesas de los demás, si no están completas. Incluso en los restaurantes. En Francia no llegan a tanto pero, al menos en París, la distancia entre mesas no suele ser superior a dos centímetros. Recuerdo que, hace unos años, unos yanquis intentaron montar el numerito en "Au pied de cochon", un restaurante bastante concurrido de la zona de Les Halles, porque la mesa en que les ponían estaba pegada a la nuestra. Pues lo normal, chavales.
Por cierto, "Au pied de cochon" es un sitio que vale la pena si os gusta el cerdo. El plato típico en ese restaurante son las manitas de cerdo, como su propio nombre indica, pero tienen muchas más cosas. Además, está abierto las 24 horas del día.
Volvamos a lo nuestro. A Raquel se le ocurrió que podía ser una buena idea ir a La Défence. Curioso, porque siempre la había oído decir que no le gustaba nada. Por eso mismo, yo no había estado nunca. Pues hala, a La Défence.
La Défence es una zona moderna de París, creo que construyeron todo hace quince años. Es un grupo de rascacielos de oficinas junto a un enorme "arco" rectangular, todo ello situado a las afueras de París. Se puede subir al arco mediante unos ascensores, y hay una excelente vista de París desde allí. El arco está construido en un promontorio situado exactamente alineado con los Campos Elíseos, así que los ves como si partieran la ciudad en dos. Además, hay una sala de exposiciones bastante interesante allí arriba.
Como era Navidad, claro, había un mercado navideño abajo. Claro, por eso quería ir Raquel a La Défence, para patear el mercadillo. Lo cierto es que estaba muy bien, era grande, con muchos puestos y muchas cosas interesantes. Echamos el resto de la mañana recorriéndolo, aunque no compramos muchas cosas (alguna, sí). Despues de ver todos y cada uno de los puestos, fuimos a un chiringuito alsaciano a comer. Al menos yo. Me zampé una andouillette, que es una especie de salchicha gorda, aunque te la servían deshecha, metida en pan y con un montón de mostaza. La mostaza era de esa que pica un montón, pero sólo en la nariz. Así que, con no respirar mientras mordía listo. Muy rica. Para acompañar, aprovechando que hacía frío, me aticé un vaso de vino caliente, brebaje que los alsacianos beben sin parar en invierno, con lo que cogen unos pedos de consideración. Creo que le echan canela y tiene un sabor peculiar. "Peculiar" puede sustituirse por la palabra que mejor os parezca, claro. Pero la andouillette estaba buena.
Mi plan para la tarde era ir a ver la exposición de dibujos de Alan Lee y John Howe que inauguraban ese mismo día en la Biblioteca Nacional. Alan Lee y John Howe son, probablemente, los mejores dibujantes del mundo sobre El Señor de los Anillos, por lo que ambos fueron contratados para el diseño conceptual de las tres películas. Y la exposición era, claro, sobre los diseños de las pelis. Pero parece que a Raquel no le apetecía mucho porque, cada vez que lo nombraba, cambiaba de tema. Así que me quedé sin verla.
De manera que bajamos directamente hacia Montparnasse, donde ella había quedado con su amiga Lola. Lola es una chica de Pamplona que trabaja como periodista en París, a la que Raquel conoció allí (eso de que las dos sean de Pamplona es casualidad). Claro que, antes, pasamos por "sus casas". Es decir: la Fnac y el Etam. En realidad, en la Fnac no estuvimos mucho, sólo lo suficiente para comprar el quinto libro de Harry Potter en francés (ya se había leído los cuatro primeros también en francés, no era cuestión de cambiar ahora). Entonces no sabíamos que en las Fnac de España también lo han traído en francés, porque acababa de salir. En cambio, en el Etam estuvimos más rato. Hay algún Etam en España, pero sólo de lencería, y lo que a ella le gusta es la ropa, conque tenía que aprovechar el viaje. Bueno, no puedo quejarme demasiado; en menos de un cuarto de hora ya se había comprado la camiseta que quería.
Luego, compramos una botella de vino navarro y fuimos a la estación de Montparnasse, donde habíamos quedado con Lola. No estuvimos mucho con ella porque tenía que irse a cenar con no sé quién, pero bueno, nos vimos un rato.
El vino era para llevarlo a casa de Valérie. El día anterior no la habíamos visto, pero habíamos quedado para cenar con ella. Además, estarían María, Nati y Pique, el novio de Nati (de María y Nati ya os he hablado en el día anterior). Valérie vive en Montparnasse, por eso habíamos bajado hasta allí. Conocimos a sus gemelos, que no pueden ser más diferentes. De acuerdo, son bivitelinos (es decir, mellizos), pero es que no se parecen nada. Yo creía que todos los niños de diez meses son iguales, pero estos no. Según parece, Pierre es el atleta y no para quieto un segundo, mientras que Alexandre es el intelectual y no se mueve, de manera que pesa bastante más que su hermano. Así que allí estuvimos jugando con los dos, incluso el pobre Pique, que no aguanta a los niños. Pero claro, se los echábamos encima y tenía que aguantarse.
El plan inicial era que Philippe, el marido de Valérie, se quedara con los niños mientras nosotros bajábamos a cenar, pero el tío se escaqueó y se quedó en el trabajo. Sin problemas: Valérie los dejó durmiendo en casa y se bajo el walkie-talkie al restaurante. Al fin y al cabo, estaba justo debajo de su casa; si se despertaban, en medio minuto estaba arriba.
Una vez más, cenamos en un italiano, aunque esta vez no hubo problema para encontrar algo que le gustara a María. Bastante bien todo, y los niños, ni se cantearon. Lo único malo fue que a Raquel, al final de la cena, le dio por contarle a Valérie la situación política española con todo lujo de detalles, así que me entró un sueño que para qué. Y es que, cuando se enfada, habla muy despacio y no deja meter baza a nadie.
Ya era tarde cuando salimos, pero todavía podíamos coger el último metro. Así que nos despedimos y fuimos para allá. Al pasar por Châtelet, entró en nuestro vagón un tipo con un perrazo enorme. Sí, está prohibido, pero cualquiera le decía nada, con el tamaño del bicho y el hermoso collar de pinchos que llevaba. En realidad, resultó ser de lo más pacífico. No sé de dónde era el chaval; se puso a preguntar a los demás pasajeros si alguien sabía donde estaba la "Estación Central", en un inglés no demasiado bueno, pero no le cacé el acento. No tenía pinta de muchas luces, conque podía perfectamente ser inglés. Tampoco entendía demasiado las explicaciones que le daban sobre el hecho de que París tiene muchas estaciones de tren, ninguna de ellas llamada "Central", y que todo dependía de hacia dónde quería ir. Como parecía no tenerlo muy claro, al final lo mandamos a la Gare du Nord, por la que pasaba nuestra línea de metro. También preguntó por dónde había "squats". Pues no, mira, mala suerte.
Afortunadamente, nosotros no necesitábamos squat porque teníamos nuestra camita en el hotel esperándonos. Buenas noches.
05 enero 2004
He vuelto
Acabo de volver después de mis vacaciones de Navidad. Que, este año, son como las de los niños. Vuelvo al trabajo el día 7.
Supongo que seguiré contándoos mi viaje a París, que quedó cortado, aunque el problema ahora es que no sé si me acordaré bien. Bueno, lo que no recuerde, me lo invento.
Entre otras cosas, estas navidades me he leído los dos últimos libros de Michael Moore: "Stupid White Men" ("Estúpidos hombres blancos" en español) y "Dude, Where Is My Country?" (que, supongo, aparecerá aquí como "Colega, ¿dónde está mi país?"). Al menos, me han servido para darme cuenta de que no soy antiamericano, como creía hasta ahora. Claro, creo que el gobierno yanqui está formado por una cuadrilla de gilipollas, y también que una buena parte de la población de su país no es mejor. Pero lo mismo pienso de España y no soy antiespañol. La verdad, el parecido entre su cretino y el nuestro es tremendo.
Pero ahora no me apetece soltar una soflama política. Claro que es posible que mañana sí me apetezca. Para rematar esta entrada, sólo voy a poner el resultado de otra encuesta, en este caso encontrada en la bitácora de mi querida Rapunzell:
What Finding Nemo Character are You?
brought to you by Quizilla