Acabo de leer una frase de La Rochefoucauld bastante interesante:
"Confesamos nuestros pequeños defectos para convencer a los demás de que no tenemos otros grandes."
Así que confesaré uno de mis pequeños defectos: cuando escribí mi mensaje anterior en este blog, estaba en pleno ataque de gilipollez. Me pasa de vez en cuando.
Hoy, en cambio, los pajaritos cantan, hace un calor del carajo, y me siento de maravilla. Tal vez sea otra forma de gilipollez, pero la prefiero.
10 junio 2003
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