Este año no hemos tenido uno, sino dos fines de semana pelafustanes. Este segundo, a diferencia del primero, con gran éxito de afluencia. Hemos tenido el grupo al completo durante todo el fin de semana, salvo Chito, que no podía estar por las tardes.
Estoy bastante contento porque, en general, todo el mundo sabe qué tiene que tocar en cada canción. Sí, parece una tontería, pero no todos los años ha sido así. En realidad, creo que éste es el primero. Muchas canciones ya salen bien del todo y las demás están a punto, así que espero un buen concierto.
Aunque no venga en el programa de la RAM de este año, para quienes vayáis a ir, tocamos el sábado por la noche. Allí nos vemos.
28 noviembre 2005
Pelafustanes on the move
23 noviembre 2005
Aniversario
Hoy hace siete años que me vine a vivir a Madrid. Lo habitual en estos casos es decir que se han pasado muy rápidos y todo eso; pero no es cierto. La verdad es que se me hace muy lejana la época en que vivía en Zaragoza.
En estos siete años he vivido en tres casas distintas (una más que en el resto de mi vida), he conocido a un montón de gente, entre los que se encuentran algunos de mis mejores amigos en la actualidad. Y, en general, mi vida ha cambiado mucho. Yo creo que para mejor.
Pero no he roto con todo lo anterior. Sigo teniendo la misma novia, mantengo a mis amigos de toda la vida... Es cierto que a lo largo de la vida vas renunciando a cosas que antes eran muy importantes para ti. Pero creo que no he dejado nada realmente importante. Es decir: más que sustituir, lo que he hecho ha sido ampliar.
Espero que los próximos siete años sean al menos igual de buenos.
18 noviembre 2005
Risas con Bollywood
Hay una página india en la que cada día ponen unos cuantos trozos de películas (o series, lo que sea) de Bollywood y les puedes poner subtítulos. Es un cachondeo.
He hecho una paridita un tanto gigatronera (basada en su canción "Mi hacha hizo tu culo") que podéis ver aquí. Luego, si os apetece, probada vosotros mismos. Los del núcleo han hecho unas cuantas bastante buenas también.
Risas y diversión garantizadas.
16 noviembre 2005
No me gusta el invierno
Siempre he preferido el calorcito al frío. Viniendo de Zaragoza, no es de extrañar, porque en invierno suele soplar un viento terrible. Más o menos, a lo que llamamos "airecico" es a lo que en otros lugares llamáis "viento". Si decimos que un día hace "mucho aire", es lo que en otros sitios llamáis "huracán". Y en invierno es muy desagradable.
Pero es que, además, tengo una tendencia enorme a resfriarme. Puede que sea isotermo (es decir, que aguanto más tanto el calor como el frío que otras personas), pero cuando cojo frío, lo cojo. Y el lunes pasado creo que me mojé más de la cuenta por la lluvia, así que hoy llevo un trancazo terrible. Me he tenido que volver a casita a mediodía y me he pasado toda la tarde sobando. Menos mal que esa técnica suele curarme casi todo.
Lo malo será conseguir volver a dormirme esta noche. Jo, qué mal se está cuando uno está enfermo, ¿verdad?
01 noviembre 2005
¿Queréis cenar bien en Madrid?
Acabo de llegar a casa, después de cenar con mis amigos Mono y Cris. Cris quería cenar en un griego, pero casi todos cierran en lunes (tal vez hoy no, por ser víspera de festivo, pero no lo ha comprobado). De todos modos, ha visto un islandés que acaban de abrir, le ha hecho gracia, y ha reservado allí.
No os podéis imaginar lo bien que hemos cenado. Incluso Mono, que ha ido al sitio a regañadientes y diciendo que estaba medio empachado y no iba a comer mucho, ha disfrutado una barbaridad. Además, nuestro camarero era majísimo y hemos estado hablando con él sobre Islandia todo lo que hemos querido; hasta nos ha sacado algún libro de fotos. Y eso que es extremeño; todos los del restaurante son extremeños, salvo el cocinero que sí es islandés. Pero se conocieron allí, en Islandia, y de allí salió la idea de montar el restaurante, que abrió hace un par de meses, nada más.
Naturalmente, tiene algún defecto, y es el que os teméis: no es nada barato. Pero hemos pagado con alegría por lo bien que hemos cenado.
Si queréis probar, se llama Lava y está en Bretón de los Herreros, 13.
[ACTUALIZACIÓN: El Lava cerró hace unos meses. Pena.]
De todas formas, llevo un puente de disfrutar comiendo. El sábado cené con mi Rapuncita en un hindú, aprovechando que estábamos los dos de rodríguez. No sólo nos dieron bien de cenar, sobre todo me vengué del tiempo que hacía que no estábamos los dos solos por ahí. Por si se me había olvidado, Rapun, el sábado recordé que te quiero un montón.
Y el domingo nos atizamos un cocido espectacular en casa de Yaizal. Cocido también aderezado por la buena compañía, preludio de un muy buen ensayo con los Pelafustanes esa misma tarde. Y todavía me queda mañana de fiesta; ay, qué bonita es la vida a veces. Y qué cara de gilipollas debo de estar poniendo en este momento.
26 octubre 2005
Sigo vivo
Hace días que no escribo en este blog, pero no es por ninguna razón especial. O, más bien, es porque no tengo ninguna razón especial para hacerlo. Casi lo más reseñable es que ayer me junté con un montón de los athechuzos, cosa que en los últimos tiempos es bastante rara. Hace tiempo que no tenemos un chuzo en condiciones, ni siquiera una salida al kebab.
Por lo demás, después de una época de agobio, ahora tengo una bastante buena en el curro. La semana pasada pillé un virus tonto que me tuvo tres días en cama, pero ya estoy bien. Y estuve en Zaragoza para el Pilar.
Durante los Pilares salí un par de noches con Raquel a cenar con amigos. Bueno, salí todas las noches, no voy a engañaros; pero de cena sólo fueron dos. La primera con un grupo con el que ya no suelo ir, y Raquel se dio cuenta de por qué de la forma dura. La pobre acabó horrorizada con lo fachas que eran algunos, en concreto una chica con la que estuvo charlando bastante rato y que ella tenía por persona razonable. Cada vez aguanto menos los facheríos y talibanadas similares.
La noche siguiente, por suerte, fue todo lo contrario. Estuvimos cenando con mis amigos de toda la vida. Nos salió por una pasta (casi 50 pelotos por cabeza), pero cenamos como dios. Y el ambiente no pudo ser mejor. Parece ser que los chicos quieren hacer un viaje para celebrar que dentro de nada cumplimos 40 tacos (típico de casados: buscar la menor excusa para hacer algo sin las mujeres) y estuvimos dando ideas y, como debe ser, riéndonos de las de los demás. En esto las chicas llevaban ventaja, porque se podían reír de las ideas de todos y meter cizaña. Espero no verme dentro de unos meses recorriendo Islandia en bicicleta, porque sé de alguna a la que le dará un ataque de risa.
10 octubre 2005
La TAM y el IBD
Tal vez lo sepáis incluso quienes no pertenezcáis a Mensa, porque ha salido en todos los medios de comunicación. Este fin de semana se celebraba en Cambrils la reunión anual del IBD (International Board of Directors) de Mensa. Además de la reunión en sí misma, que dura varios días, se suele preparar un programa de actos para los descansos y también para que los acompañantes de los asistentes se entretengan. Y, para fomentar la asistencia de mensistas españoles, se organizó simultáneamente la TAM (Trobada Anual de Mensa), que es la reunión anual de Mensa Catalunya.
Aunque sólo pueden hablar los representantes oficiales, a las reuniones del IBD pueden asistir todos los mensistas que lo deséen. Del mismo modo que para apuntarse a la TAM no hace falta ser catalán. Conque, entre miembros del IBD, mensistas de a pie y acompañantes, nos juntamos más de 250 personas en el evento. No está mal.
Por cierto, me he quedado con la duda de si entrevistaron a alguien para TVE. Iban a hacer un reportaje con Fantine, pero la descartaron porque era "demasiado rara". Me pregunto qué estarían buscando. De todos modos, la chica sí salió en algún reportaje de prensa, igual que Nur, Lumen y algún otro.
Como es habitual en estos saraos, vi a un montón de amigos, conocí a mucha gente y me lo pasé en grande. No me influyó demasiado ni el frío que hacía durante la cena del sábado (yo soy isotermo), ni las borderías de parte del personal del hotel, ni nada. Bueno, el botellón del mismo sábado con el Comando Feromona sí me dejó un poco castigado para el domingo, pero sobreviviré.
De los guiris, hubo algunos que triunfaron una barbaridad, como el polaco, que era un cachondo mental, o el sudafricano, que a sus 60 años parece de amianto. A estos tal vez no vuelva a verlos, pero a los mensistas nacionales que fuisteis espero volver a encontraros en la RAM. Y a los que no, también, que os echamos de menos.
02 octubre 2005
El copyright
En los últimos 10 años, internet se ha ido convirtiendo en un auténtico foro mundial al que cada vez somos más los que tenemos acceso. Hoy día somos cientos de millones las personas que participamos en él, ya sea de forma activa (publicando) o sólo pasiva (leyendo). Y, mira, la mayor parte de los contenidos son gratis y de libre acceso.
Eso lleva a muchos a la creencia de que estos contenidos son, no sólo de libre acceso, sino también de libre disposición. Es decir: puedo hacer lo que quiera con aquello que encuentro en internet. Y no es así.
El ejemplo más habitual consiste en el reenvío o copia de material sin citar la fuente. La forma correcta de reenviar algo encontrado en la web consiste en enviar un enlace a la página en que se encuentra. De paso, se ahorra ancho de banda, pues el receptor puede elegir descargar el contenido o no, en lugar de que le llegue incrustado en un mensaje electrónico.
Pero es que, además, esto contribuye a la calidad de los contenidos. Si una persona publica buen material, algunos de quienes lo lean querrán enviar el enlace a otras personas conocidas, que accederán a él, incrementando el número de visitas de la web. La persona que lo ha publicado recibe ese estímulo positivo y sigue por esa línea. Mira qué bien, y todo sin pagar un céntimo de más.
Si ese material interesante se ha recibido por correo electrónico (por ejemplo, en una lista de correo), lo correcto es reenviar el mensaje según las instrucciones del autor. La mayoría de las listas a que estoy suscrito incluyen estas instrucciones. No me refiero a listas dedicadas al intercambio de mensajes entre sus miembros, sino a aquellas que crea un autor para difundir sus escritos, y en las que sus suscriptores son simples receptores. Y lo habitual es que estas instrucciones no vayan mucho más allá de respetar la integridad del mensaje y el copyright.
Hay un humorista americano, W. Bruce Cameron, que solía publicar sus escritos en una de estas listas de correo gratuitas. Y lo único que pedía a cambio era que sus escritos se reenviaran sin eliminar la línea de copyright, en la que aparecía él como autor. Cameron vive de publicar sus escritos en periódicos, además de escribir libros e incluso crear alguna serie para la televisión; su lista era una forma de darse a conocer y conseguir que los periódicos se interesaran en su columna sindicada. Pero esos escritos no paraban de circular por internet con su autoría cuidadosamente eliminada.
Pues eso se llama plagio. Oh, sí, claro, yo no he hecho más que reenviar una cosa que he recibido por correo. Y despreciar el trabajo de los demás. No, qué va, ése es mi jefe, que es un cabrón y no aprecia mis esfuerzos, pero yo sólo he hecho un reenvío. Ay, la ley del embudo en acción una vez más.
Es tremendamente fácil respetar la autoría de los demás, y no cuesta dinero. De esta forma ganamos todos: el autor porque consigue la exposición pública que busca, y sus seguidores porque seguimos disfrutando de forma gratuita de su trabajo.
Por eso pedí permiso al autor de lo que publiqué en mi entrada anterior, antes de hacerlo. Él es el autor y tiene derecho a exigir, si lo desea, que no se publiquen traducciones de sus textos. No, no vale decir "pero si es porque me ha gustado". Si te gusta, respeta sus deseos, no le obligues a que sean los tuyos. No se debe hacer por los demás cosas que no quieren que se hagan.
28 septiembre 2005
Ahora, en castellano
Por cortesía de CurritoDaMerda, que me ha mandado una traducción que ha hecho (y yo he revisado), aquí tenéis el texto de Dave Gray a que hacía referencia en mi anterior entrada, en castellano.
Si habéis leído los comentarios de esa entrada, veréis que me he entretenido en pedir permiso a Dave para hacerlo. Esto me da pie para otra entrada sobre el copyright, muy pronto en sus pantallas.
Communication Nation
26 de agosto de 2005
La paradoja del técnico ascendido
¿Te suena familiar alguna de estas cosas?
1) Haces tareas que deberían hacer tus subordinados porque "es más fácil hacerlo yo mismo que encargárselo a otro".
2) Trabajas muchas horas, entrando temprano y quedándote hasta tarde.
3) Tu equipo está desmoralizado, o parece estresado casi todo el tiempo, o las dos cosas.
Puede que estés sufriendo la paradoja del técnico ascendido. Que así es como funciona:
Si eres un técnico, seguramente te ascendieron por ser muy productivo. Y casi seguro que eres productivo por estas razones:
- gestionas tu tiempo de forma eficaz
- necesitas muy poca supervisión
- eres fiable
- te sientes orgulloso del trabajo bien hecho
Aquí está la paradoja. Cumples los anteriores requisitos porque eres un perfeccionista autosuficiente: tu filosofía podría resumirse como "hazlo bien a
la primera" y "si quieres que se haga bien, hazlo tú mismo".
Al ascender a responsabilidades de gestión, las mismas cualidades que te hacían ser un buen técnico ahora son amenazas mortales para tu éxito como gestor. Tu independencia y autosuficiencia, que eran ventajas, son ahora impedimentos.
Como gestor necesitas cambiar tu objetivo de ser productivo a lograr que otra gente sea productiva, lo cual requiere una serie de habilidades completamente distintas. Fuiste promocionado por tus aptitudes, y ahora necesitas dejar de usarlas y comenzar a transferirlas a otros.
Y esa es la paradoja: para tener éxito en tu nuevo puesto, debes dar la vuelta a tu forma de ver las cosas. Necesitas dejar de hacer y comenzar a gestionar, lo cual es contraintuitivo y necesita un acto de fe. Sí, eso es: un acto de fe.
¿Suena a religión? Desde luego. Suena a religión porque es religión. Y éstos son los diez mandamientos de la comunicación para gestores:
1- Deja tus expectativas tan claras como el agua. No permitas margen de interpretación. ¿QUIÉN hará QUÉ, y para CUÁNDO?
2 - Escucha activamente. ¿Qué está diciendo la otra persona? ¿Qué está diciendo su tono de voz? ¿Qué dice su expresión corporal? Presta atención.
3- Sé observador y proactivo. Fíjate en lo que sucede a tu alrededor. GP (Gestiona paseando). Aprende a prever problemas y reconducirlos antes de que lleguen a ser problemas.
4- Domina el arte de preguntar. Las buenas preguntas te ayudarán a diagnosticar las causas finales y a comprender la dinámica subyacente, de forma que puedas solucionar el problema en vez de poner un parche a un síntoma.
5- Educa. Cada error es una oportunidad de aprendizaje. De hecho, casi toda tu interacción con tu equipo es una oportunidad de aprendizaje.
6- Delega. Cualquier cosa hecha por ti mismo es una oportunidad perdida de que alguien de tu equipo aprenda algo. Permanece cerca para ayudar si hiciera falta, pero sólo si te lo piden.
7- Entrena. Invierte tiempo de calidad en tus buenos técnicos, haciendo que
mejoren. Es fácil olvidar esto y perder un montón de tiempo con los malos.
8- No eludas las conversaciones delicadas. Tu trabajo como gestor es iniciarlas cuando sea necesario. Y nunca las mantengas por correo electrónico; tenlas cara a cara, si es posible, o por teléfono si es necesario.
9- Aprende a ser duro. Si pones metas, es necesario que haya consecuencias cuando no se cumplan. Asúmelo: si eres el responsable tendrás tarde o temprano que despedir a alguien. Es un verdadero reto comunicativo y la parte más dura de ser jefe. Cuando llegue el momento, simplemente hazlo.
10- Desarrolla tus canteras. Necesitarás un grupo de gente en la reserva, listo para entrar en acción cuando lo necesites. La comunicación constante y proactiva es vital. Mantenlos dispuestos.
25 septiembre 2005
La paradoja del programador ascendido
Jamás pensé que iba a publicar en mi blog un enlace a algo escrito por un ejecutivo, pero hoy lo haré. Y no, no es nada escrito en plan de coña, nada de eso.
Está en inglés (aviso) y se titula "The craftsman-to-manager paradox". Admito que me siento bastante identificado con el caso que presenta.
Vuelven los Pelafustanes
Este año el fin de semana de los Pelafustanes ha venido con adelanto. La cosa consiste en pasar un fin de semana (a poder ser, un puente) todos juntos ensayando y conviviendo, en general. Esto sirve, naturalmente, para montar las canciones, pero también para hacer grupo.
La cosa funciona especialmente bien cuando podemos disponer de una casa para nosotros solos donde quedarnos a dormir y todo. Así, nos levantamos, desayunamos juntos, ensayamos, volvemos a comer juntos, ensayamos más, cenamos juntos de nuevo, hacemos un poco el mandria y a dormir (juntos también pero, salvo excepciones, no tan revueltos como algunos querríamos).
Normalmente aprovechamos el puente de Todos los Santos, pero esta vez ha sido antes. Lo bueno es que adelantamos en los ensayos; lo malo, que aún no estamos preparados porque no nos sabemos bien nuestra parte en cada canción.
Además, ha habido varias circunstancias adversas. Por diversos motivos, no hemos estado todos ni tampoco todo el tiempo. Pero creo que la cosa sí ha servido para ver que la nueva versión de los Pelafustanes puede funcionar tan bien o mejor que las anteriores. Porque este año tenemos muchos cambios frente al anterior: nada menos que siete bajas en el grupo. Problema que hemos enfrentado al estilo rockero: con dos cojones y p'alante. Tanto por parte de los viejos como de los nuevos miembros del grupo.
En fin, que ha sido una pena no haber podido pasar todo el fin de semana con el grupo. Pero, como dice el Capi, este año hemos recuperado la química del grupo, lo que es importantísimo. No sé si quienes que nunca hayáis estado en un grupo (de música, de teatro, de lo que sea) entenderéis hasta qué punto lo es.
15 septiembre 2005
La familia
No llevo muy buena semana porque el lunes se murió una tía mía a la que quería mucho. Tenía leucemia, pero todos esperábamos que se curase, incluídos los médicos (que suelen ser bastante cautos para estas cosas). Sin embargo, su hígado no ha podido aguantar la quimioterapia y eso ha sido lo que la ha matado.
Las dos últimas personas que han muerto en mi familia han tenido varias cosas en común: ambos han muerto por una enfermedad larga, pero que esperaban superar; ambos eran hijos únicos y ninguno de los dos era huérfano.
Yo no tengo hijos, conque se me hace difícil imaginar la sensación de un padre cuando muere su hijo. Alguien dijo en cierta ocasión que nadie debería enterrar a un hijo; si es hijo único supongo que la desolación tiene que ser casi imposible de superar.
Mi tía tenía 64 años. En esa época no era habitual ser hijo único; ocurre que ella fue casi póstuma, pues su padre murió en un accidente pocos días después de nacer ella. Así que su madre se encontró con 24 años, viuda y con una niña recién nacida. Pero salió adelante. Ahora con 88 años se encuentra con que la única familia que le queda es su nieta (que vive en el piso de debajo de ella, al menos). Y su yerno (mi tío), con el que siempre se ha llevado muy bien. Pero el hecho es que ha perdido a su única hija, con la que había vivido casi toda su vida.
Para ella, ¿qué habrá sido peor? ¿Perder a su marido con 24 años (él no tendría muchos más) o a su hija con 88? A los jóvenes nos cuesta entender los sentimientos de los viejos. Cuando alguien pierde a su pareja en la juventud, nos parece terrible, mientras que si ocurre en la ancianidad no nos lo parece tanto, porque es natural que al llegar a viejos nos muramos. Pero la persona joven tiene toda la vida por delante y suele superar el golpe; la persona mayor ya no tiene oportunidad de rehacer su vida y esa soledad es insuperable. Puede que la yaya sea vieja, pero los poquitos años de vida que le faltan son todo lo que le queda. En la vida real no tenemos posibilidad de darle al botoncito y echar otra partida.
06 septiembre 2005
23/07 ¿No queríais prerrománico?
Nuestro último día de viaje, y no teníamos decidido en qué lo íbamos a emplear. Asturias tiene parajes naturales para dar y vender, a cual más bonito, pero el empacho de monte que tenía la pobre Raquel aún no había remitido. Así que decidimos hacernos una especie de ruta del prerrománico y ver unas cuantas iglesias que había desperdigadas por diversos pueblos de Asturias central. Hasta el último día, como veis.Empezamos por San Pedro de Nora, situada en una urbe que ni siquiera figuraba en nuestro mapa, así que dimos unas cuantas vueltas hasta localizarla. Por suerte, lo que sí salía era el río Nora, conque imaginamos que no andaría lejos, y así era. Está en el concejo de Las Regueras, cerca de Trubia.
La iglesia, como muchas otras, fue reconstruida por Luis Menéndez Pidal a mediados del siglo XX con criterios no siempre acertados. A veces se defiende el trabajo de Menéndez Pidal con el argumento de que, sin él, muchos de estos monumentos habrían desaparecido. Y se intenta explicar alguna de sus actuaciones por la penuria de medios. No niego que quienes lo hacen puedan tener su parte de razón, pero no se me ocurre en qué estaría pensando cuando decidió construir un campanario al lado de la iglesia, por las buenas. Según nos explicó la señora que, muy amablemente, nos abrió la iglesia y nos la enseñó, hoy día se está pensando en tirarlo.
Por lo demás, el edificio es bastante estiloso y alto. Por fuera está bien, pero sobre todo me gustó el interior, pese a no tener nada especialmente destacable. A veces hay cosas que nos gustan y no sabemos explicar el motivo.
El recorrido que habíamos planeado seguía hacia el sur. Nuestra siguiente parada estaba en Santo Adriano, para ver Santo Adriano de Tuñón. Por desgracia, llegamos justo cuando salía un grupo de la iglesia y la señora que guarda las llaves nos dijo que se iba a comer y que no quería saber nada de nosotros. Así que sólo pudimos verla por fuera, lo que no es tan fácil porque las casas del pueblo están bastante cerca. Ésta nos la perdimos.Y, como no sólo de prerrománico vive el hombre, bajamos hasta Teverga para ver la Colegiata de San Pedro. Que no es muy posterior: se considera el primer monumento románico asturiano. Y aquí, aunque llegábamos fuera de hora de visitas, la señora de turno sí nos quiso atender y nos enseñó el edificio a nosotros solitos. El contraste era importante porque, como podéis ver en la foto, la Colegiata es un edificio bastante grande, a diferencia de las iglesias prerrománicas. Arquitectónicamente son muy interesantes tanto la iglesia como el claustro, pero también son atractivas las pinturas de la sacristía, que incluyen un Zurbarán y un presunto Greco. Si bien el principal argumento turístico son las momias del primer Marqués de Valdecarzana y su hijo, que fue abad de la Colegiata y, más tarde, Obispo de Toledo; las momias también están en la sacristía. Según nos contó la señora, cuando ella era moza la Colegiata se usó como escuela y a los chicos del pueblo les gustaba llevar a las chicas a la sacristía para asustarlas con las momias. Si es que los críos son iguales en todas partes.
Después de esta visita nosotros también queríamos comer, así que nos metimos en un restaurante local y me aticé un pote tevergano bastante potente. El pote es una especie de potaje a base de verdura y productos del cerdo, sin fabes, que me gustó bastante.Tras la comida intentamos ver otra iglesia que había en la cercana localidad de Villanueva, con escaso éxito. Estaba cerrada. Pero nos fuimos a ver otra que tampoco estaba demasiado lejos, la de San Pedro de Arrojo, en el pueblo homónimo del concejo de Quirós. Tampoco pudimos entrar pero, en este caso, el exterior nos gustó bastante más que el de la iglesia de Villanueva (cuyo nombre no recuerdo, vaya). Claro que en Asturias muchos monumentos ganan por el entorno en que se encuentran. No es lo mismo estar en una hondonada rodeada de casas, que en un pradito con las montañas detrás. De todas formas, lo más interesante en mi opinión es la portada con sus tres arquivoltas, aunque todo el conjunto es llamativo.
El hecho de no haber podido entrar en estos últimos lugares (tened en cuenta que era sábado) hizo que todavía fuera relativamente pronto. Y, mira qué cosas, si seguíamos la carretera desde Arrojo íbamos a parar a Pola de Lena, así que a lo mejor podíamos entrar en Santa Cristina, ya que el día anterior no. Según nuestro mapa, sólo eran 20 kilómetros, así que estaríamos en un rato.
Claro que no me había fijado en que, por el camino, estaba el Alto de la Cobertoria. Otro puerto clásico de la Vuelta Ciclista a España. Alto y empinado, vale, pero con buen asfalto, conque tampoco nos iba a detener demasiado. Y ya nos habíamos acostumbrado a las reviradas carreteras de montaña asturianas.
A lo que no estábamos acostumbrados es a lo que nos encontramos en el descenso. De repente, la carretera desapareció. La madre que los trujo. Vaya bajadita. Recordaréis que os he contado lo poco que le gustan las curvas a Raquel: pues imaginad si, encima, bajas por un "firme" que tiene más huecos que asfalto. Tardamos unos tres cuartos de hora en llegar a Pola aunque, al menos, cumplimos nuestro objetivo de ver el interior de Santa Cristina.
Interior que es especialmente llamativo por el pastiche decorativo. Los constructores originales aprovecharon diversos expolios (materiales de otras construcciones cercanas, tal vez en ruinas), de modo que hay varias columnas romanas y algunos cierres visigodos que hacen las veces de parapeto del altar. Además, hay un triple arco en la subida al presbiterio cuyo semejante no vimos en ningún otro lugar.
Y con esto dimos por terminado nuestro viaje. Nos fuimos a casita, cenamos tranquilamente, y al sobre. Al día siguiente ya sólo nos quedaba emprender viaje de vuelta, pasar de largo una vez más por San Vicente de la Barquera y desplomarnos en Pamplona.
22 agosto 2005
22/07 Oviedo
Si el día anterior habíamos estado viendo la costa central de Asturias, ahora le tocaba el turno a la capital, Oviedo. En Oviedo había estado unos dos minutos durante la RAM de 2001, que se celebró en un pueblo cercano; como podéis suponer, no me había dado tiempo a ver mucho.
Esta vez fuimos bastante directos. Primero a Nava y luego a Oviedo, sin parar. Lo primero que queríamos ver era San Julián de los Prados, o Santullano (en efecto, la misma evolución fonética que había llevado de Santa Juliana a Santillana), una iglesia prerrománica que nos había recomendado la guía de Valdediós. Según ella, todo el mundo que va a Oviedo ve Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, pero se saltan esta otra iglesia que, en su opinión, es mejor. Y no es que tuviéramos un prisa loca por verla; es que está junto a la autovía de entrada a la ciudad.
Pero, como le ocurrió al Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras cuando fundó Caracas, no la vimos. Así que tiramos hacia el centro a seguir la rutina habitual: aparcar el coche, buscar una oficina de turismo, coger un plano y patear. Rutina, vale, pero efectiva.
Después de dar vueltas como tontos, nos metimos en el párking de la Plaza de la Escandalera (curioso nombre, cuyo motivo ignoro) y cogimos el plano de rigor en la oficina que se encuentra al ladito mismo. Y hala, a dar una vueltecita por el centro.
Parece que a los turistas, en general, les gusta mucho ver el Teatro Campoamor, que es donde se entregan los premios Príncipe de Asturias. Y, bueno, es un edificio neoclásico bastante bonito, no te digo que no, pero Oviedo tiene mucho más que ofrecer. Nosotros subimos desde la Escandalera hacia la Catedral, pasando junto a la Universidad y también junto a numerosos palacios bastante bonitos que jalonan el camino. En la plaza Alfonso II el Casto, que es donde se encuentra la Catedral, hay bastantes guías a la caza y captura. Y no te digo que los recorridos guiados sean una mala idea; si tienes un buen guía suelen ser bastante interesantes. Pero a nosotros nos gusta más ir a nuestro aire. Conque nos fuimos por nuestra cuenta.
La Catedral es gótica pero, claro, está construida sobre edificaciones anteriores, por lo que tiene en su interior elementos románicos e incluso prerrománicos. Estamos en Asturies, oye. Nos pegamos un buen rato recorriéndola, porque vale mucho la pena. Aunque, cuando nos quisimos dar cuenta, habíamos salido por la otra punta. De todos modos, ya se nos había hecho hora de comer, así que nos metimos en un sitio a atizarnos la fabada de rigor (al menos, yo) y seguir la visita. Fabada que, por cierto, no pasaba de mediocre. Las he comido mucho mejores.
Nuestra siguiente parada era la Plaza de la Constitución, donde está el Ayuntamiento. Estuvimos paseando por allí hasta la Plaza del Fontán, que es una plaza porticada donde se monta un mercadillo. Un sitio bastante curioso, como curioso era un individuo que se acercó dando voces y montando su numerito para la concurrencia. Si hay algún ovetense tal vez sepa a quién me refiero, porque estos personajes suelen ser bastante populares, pero a mí se me ha olvidado el nombre.Y ahora sí que nos íbamos a ir a Santullano. En efecto, está en la autovía de entrada a la ciudad, pero justo donde termina, lo que significa que no hay más de veinte minutos andando desde el centro. Santullano es la iglesia prerrománica más grande que se conserva y, después de verla, se me hace raro que no sea más conocida, porque es realmente impresionante. Sigue conservando un pequeño prado a su alrededor, aunque en la actualidad está dentro del casco urbano de Oviedo y, desde luego, se ve perfectamente desde la autovía. No sé adónde estaríamos mirando antes, la verdad. Y, si por fuera es una iglesia bastante llamativa por su tamaño (no olvidemos que estamos hablando de la primera mitad del siglo IX, cuando los conocimientos arquitectónicos eran más bien rudimentarios), el interior podría definirse como la hostia en patinete.
Santullano conserva el conjunto de pinturas más importante del prerrománico astur y, seguramente, de toda la Alta Edad Media europea. Excluyendo Bizancio, tal vez. Naturalmente, la conservación no es perfecta, pero todavía se puede ver mucho de lo que había, aunque con los colores más apagados por el paso del tiempo. Imaginarse cómo debía ser la iglesia en su momento, toda decorada con colores vivos, es impresionante. Además, es muy curioso que las pinturas no representan las típicas vírgenes y santos, como podría pensarse; no hay ninguna figura representada. Por supuesto, eso hace pensar en el arte árabe que, por motivos religiosos, no representa seres vivos; pero lo cierto es que no se sabe qué representan las pinturas ni por qué son así. Y otra característica llamativa es la gran altura de la iglesia. Por supuesto, hay muchos edificios góticos y posteriores más altos, pero yo no conozco muchos románicos que lo sean. Y Santullano es anterior.
En fin, todo esto que os he contado es lo que más llama la atención; pero, como es habitual, hay muchos más detalles que sólo se ven en directo. Si vais a Oviedo, no os lo perdáis.Como os había contado en una entrada anterior, Raquel y yo nos quedamos realmente impresionados con el prerrománico, conque no queríamos perdernos nada. Y en Oviedo tienen una de las pocas construcciones civiles que se conservan de la época.: la Foncalada. Es una fuente contemporánea de Santullano y que podría confundirse con un resto romano, ya que el estilo es muy similar. Además, está en el centro de Oviedo, pero por debajo del nivel del suelo. Está al aire libre y se puede bajar; por los restos poco arqueológicos que vimos, los chavales la utilizan para hacer botellón. No es tan monumental como otros edificios; al fin y al cabo, no es más que una humilde fuente. Pero resulta interesante aunque sólo sea para constatar que la gente hacía algo más que ir a misa en esos tiempos.
Por el camino desde Santullano hasta la Foncalada disfrutamos de otro de los atractivos turísticos de Oviedo: los semáforos. En Oviedo (luego nos enteramos de que en Pontevedra son iguales), los semáforos de peatones tienen una pequeña animación cuando están verdes. En lugar del típico señor con las piernas abiertas como si estuviera andando, pero quieto, hay dos imágenes superpuestas que se ven sucesivamente, para formar la animación. Efectivamente, es una chorrada como al copa de un pino. Pero si eres lo suficientemente descerebrado, lo aprecias. Y mi chica es descerebrada como la que más, cuando quiere.
También quisimos ver las otras dos iglesias prerrománicas más importantes de la capital. Que están en la otra punta, en el Naranco, y muy cerquita una de otra. Conque volvimos al párking, sacamos el coche y hacia allá que nos fuimos. Nos perdimos sólo una vez y acabamos aparcando un poco lejos, en una zona señalizada. No sé por qué hacen aparcar los coches allí, si se puede subir hasta arriba sin problema, como luego pudimos ver. Pero nosotros, pardillos, tuvimos que subir un trozo majo andando. Aunque gracias a eso pasamos al lado de unos caballos y Raquel pudo decir: "¡Mira, caballitos!" (pronúnciese la ll al estilo argentino). La chica decidió que, si yo decía "¡Vaquitas!" cada vez que pasábamos al lado de alguna vaca, ella haría lo propio con los caballos. No es el pasatiempo más intelectual de la historia, pero nos entreteníamos. Ya veis, qué baratos salimos.La primera de las dos iglesias que vimos fue la de San Miguel de Lillo (o Liño). Iglesia que tiene un interés más arqueológico que monumental porque, desgraciadamente, se conserva muy poco del original. Tan sólo el primer tercio (la entrada) es de la época de Ramiro I (mediados del IX), ya que el resto se derrumbó aproximadamente un siglo después de su construcción. El motivo es simple: en aquella época no se construían cimientos. Y, si el suelo no era suficientemente firme, como en este caso, los edificios no resistían las inclemencias del tiempo. Y es una pena, porque la de Lillo era la mayor de todas las iglesias del prerrománico. Las excavaciones realizadas han permitido saber cuál era su extensión original y actualmente está pintada en el suelo; mucho mayor de lo que ha quedado, desde luego. La parte "moderna" es del románico y se construyó aprovechando las ruinas que habían quedado. Es por eso que se ven cosas raras en las paredes; cenefas en medio de un muro y cosas así. Tiene un interés limitado. De todos modos, del original aún quedan en el interior algunas pinturas y unas basas bastante peculiares, pues son el único caso de basas decoradas con motivos no geométricos que se conocen en el prerrománico. Representan a los cuatro evangelistas a través de sus símbolos (el toro de San Mateo, el león de San Marcos, el águila de San Lucas y el ángel de San Juan). Ah, y nos tocó una guía de ésas que te va examinando mientras te enseña el edificio. Un poco plasta.
A unos 300 metros se encuentra Santa María del Naranco. No es extraña la popularidad de esta iglesia, porque tiene un aspecto de lo más original. Es como si hubieran hecho un edificio con sótano, pero lo hubieran subido todo a la superficie. Así que la puerta queda en alto, subiéndose por unas escaleras. Y lo mismo el altar y todo lo demás, que se ve por las ventanas en el primer piso. Y digo que se ve por las ventanas porque, desgraciadamente, Santa María está en restauración y no se puede entrar, aunque se ve bastante bien desde el exterior. Creo que estaba previsto que terminara la restauración a finales de este año conque, si vais, es posible que ya se pueda entrar. Nosotros nos lo perdimos, pero tiene pintar de merecer mucho la pena.
Ya estábamos embalados, conque decidimos irnos a ver la iglesia que nos faltaba de entre las que nos había recomendado la guía de Valdediós: la de Santa Cristina de Lena. Está en Pola de Lena, conque agarramos el coche y carretera.Bueno, no está en Pola de Lena, pero sí cerca, a unos cinco kilómetros. Está subida a una colina a la que hay que subir a patita (seguro que ahora alguien nos dice que se puede subir en coche) por un camino pavimentado con esas piedrecitas de punta, tan bonitas como incómodas. Y subimos, pese a que sabíamos que la iglesia ya estaba cerrada; al menos, habían tenido el detalle de poner los horarios abajo. Pero no sabíamos si íbamos a poder volver otro día. Y valió la pena; Santa Cristina es una iglesia muy fotogénica, como demostraba el hecho de que vimos a muchos fotógrafos disparando desde todos los ángulos. No me refiero a turistas como nosotros, sino fotógrafos dedicados sólo a eso. No voy a decir profesionales porque no lo sé.
En fin, con nuestra pequeña desilusión nos fuimos hacia casa. Claro que aún no era demasiado tarde, conque se me ocurrió que podíamos probar a ver si el Museo de la Sidra de Nava seguía abierto a esas horas. Al fin y al cabo, teníamos que pasar por Nava. Y sí, lo estaba. Entramos y lo pasamos muy bien. Hacen una visita guiada adaptada al tipo de visitante (nosotros fuimos en un grupo de forasteros, claro, que no teníamos ni idea). Aunque parece que aún había quien estaba más perdido que nosotros. Una señora dijo que le parecía muy raro que todos los restos de manzana que salían de la elaboración de la sidra se dedicaran a alimento para el ganado, con el poco que había. Nuestra guía alucinaba: "Pero, ¿de verdad que no han visto vacas por ahí?" A Raquel le faltó tiempo para contestar: "¡Más que personas!" Ah, y leímos un cartel relativo a la "sidratación" que me hizo pensar que cierto Pirata se había dado una vuelta por ahí.
En el museo aprendimos bastantes cosas y, además, nos entraron ganas de echar unas sidras. Conque, a la salida, nos fuimos a una sidrería que habíamos visto el primer día en Nava. Una de las que no son restaurante; de hecho, la conocimos porque entramos preguntando si daban comidas, a lo que el señor nos contestó que no pero, muy amable, nos indicó dónde había restaurantes en la localidad. Como nos había caído bien, volvimos. Nos pedimos nuestra botella de sidra (se pide por botellas, que es barata) y nos la fuimos atizando con unas patatas fritas. De cada botella salen seis culines y el camarero te la va sirviendo cuando le pides. Eso sí, tienen poca variedad de tapas. Pero vimos un cartel que decía que tenían chorizo de ciervo y nos apeteció, así que pedimos una ración con otra botellita. El dueño, como os he dicho, era muy majo y nos explicó todo lo que quisimos. Nos contó, por ejemplo, cómo funcionan los concursos de escanciadores (tenía bastantes trofeos por los estantes) y muchas cosas más.
Y ya sé que después de habernos atizado toda esa sidra no debería haber cogido el coche, pero qué le vamos a hacer. Al fin y al cabo, estábamos cerca de casa e íbamos despacito.
17 agosto 2005
21/07 La costa
Raquel se levantó con el que iba a ser su lema hasta el final del viaje: "quiero ir a un sitio civilizado". Esto significaba que la caminata de Bustablado había sido suficiente para ella y no quería saber nada de campos ni montes. Conque decidimos salir hacia Gijón.
Aprovecho para decir que, pese a que nuestro viaje transcurrió por territorios cercanos a la costa, y visitamos muchas localidades costeras, no pisamos la playa en ningún momento. Vimos unas cuantas, eso sí, pero no las pisamos.
Desde nuestra casa teníamos dos trayectos principales: hacia Villaviciosa, si queríamos ir por la costa, o hacia Nava, si queríamos ir por el interior. Conque nos dirigimos a la primera de estas dos localidades. Y, ya que estábamos, aprovechamos para ver la cercana iglesia románica de San Juan de Amandi, que está realmente bien. Muchas de las iglesiucas de los pueblos están cerradas y hay que pedir la llave a alguna vecina, sin que siempre sea fácil saber cuál. Esta vez tuvimos suerte, porque llegamos justo cuando la abrían y pudimos verla por dentro.
Ya en Villaviciosa, dimos una vuelta por el centro y vimos otra iglesia románica, la de Santa María de la Oliva. Que, no sé por qué, pero nos gustó menos. Y también miramos un poco las hechuras de las calles, por si veníamos algún día a cenar o lo que fuera.
También en el concejo de Villaviciosa está el pueblo de Valdediós, donde se encuentra una de las principales iglesias prerrománicas asturianas, la de San Salvador de Valdediós, conocida popularmente como "El Conventín". Era frecuente dedicar las iglesias del Camino de Santiago a San Salvador (es decir, el Salvador), ya que era obligatorio para los peregrinos pasar por todas las que tuvieran esa advocación. Y no olvidemos que el Camino fue una importante ruta cultural, pero también comercial; uno de los antecedentes del turismo actual, vaya. Así que para Valdediós que fuimos.La iglesia se encuentra en un pequeño prado y sólo se puede visitar con guía. Esto es habitual en los monumentos prerrománicos, lo que significa que casi siempre hay que pagar entrada; pero suele ser poco dinero y las explicaciones que recibes lo compensan. Por el nombre, parece que el prerrománico debe ser una especie de románico menos evolucionado; sin embargo, lo único que significa la palabra es que fue un conjunto de estilos anterior. Sí, se ven atisbos de lo que luego sería el románico, pero casi todos los edificios tienen características propias que no se ven fácilmente si no hay alguien que te ayuda a ello. Los escasos conocimientos arquitectónicos de la época llevan al método de ensayo-error: a veces se encuentran elementos que ya no vuelven a repetirse en otros sitios, a veces se encuentran otros que sí tuvieron éxito y se fueron perfeccionando más adelante.
Nuestra guía en San Salvador de Valdediós era una señora sesentona muy dicharachera. Además de enseñarnos la iglesia, nos contó un montón de historias, como la de aquella vez que salió una foto suya en el periódico y, al pie, el siguiente texto: "García Márquez no puede ver el prerrománico asturiano porque la guía se va a la peluquería". No le satisfizo mucho, a la pobre. Según nos contó, ocurrió que habían acordado una visita a la una y cuarto del mediodía, pese a que suelen cerrar a la una. Pero bueno, estarían un rato más. El caso es que eran casi las dos y media y por ahí no aparecía nadie, así que la señora decidió largarse. A preguntas de un periodista, le dijo que no esperaba más y que se iba a la peluquería, que tenía hora. Y ya imagináis el resto.
Ya casi era hora de comer, pero decidimos llegarnos hasta Gijón y comer allí. Mal hecho. Porque anduvimos con prisas para buscar un sitio y terminamos en un garito de turistas, vilmente capturados. Esquivamos el palo, pero a costa de comer bastante mal.
A partir de ahora voy a andarme con cuidado, porque hay gijoneses (y, sobre todo, gijonesas) que leen este blog. Para quienes no conozcáis la ciudad, os diré que arranca de una pequeña península, Cimadevilla, en la parte superior de la cual está el cerro de Santa Catalina, ocupado por el parque de la Atalaya. Bajando del cerro se encuentra el casco antiguo de Gijón y desde ahí arranca la ciudad nueva. A los lados de Cimadevilla, de forma parecida a lo que ocurre en Santander con la Magdalena, están las playas; al oeste, el puerto y la Playa de Poniente; al este, la de San Lorenzo. Nosotros dejamos el coche en la plaza Seis de Agosto y subimos andando por la calle Corrida hasta la parte antigua, que era lo que nos interesaba. Aunque la misma calle Corrida y sus alrededores peatonales también tienen su gracia.
Estuvimos recorriendo toda esa zona pero, no sé si por la comida o porque hacía bastante calor, el caso es que no le acabamos de ver la gracia. La próxima vez que vayamos tendremos que tirar de guías locales que nos enseñen la ciudad, supongo.
Así que nos marchamos hacia Avilés. Alguien, no recuerdo quién, me había dicho en cierta ocasión que Avilés era una ciudad horrorosa, pero en la pequeña guía que nos habían dado en la casa ponía que era interesante, conque decidimos salir de dudas. Me gustaría acordarme de quién me dijo eso, porque Avilés nos pareció preciosa [Actualización: ya lo sé, fue Hongos Young, que precisamente nació allí]. El casco antiguo está muy bien cuidado y resulta encantador. De modo que pasamos la tarde paseando por los alrededores del Ayuntamiento y el parque de Ferrera.
Bajando por la calle San Francisco nos dieron ganas de comprarnos alguna de las casas que había en venta. Más o menos la mitad están muy bien, pero el resto están medio escachadas. Supongo que para algún arquitecto o similar con algo de tiempo libre, comprar una de esas casas y arreglarla tiene que ser muy interesante. Como no era nuestro caso, lo dejamos. Pero volver, seguro que volvemos.
Y así fuimos pasando la tarde. Aún era pronto para cenar, conque fuimos volviendo hacia casa pensando en parar donde se nos ocurriera. Y volvió a ser en Villaviciosa. Estuvimos cenando en la Sidrería Meana, donde nos dieron realmente bien. Yo me comí un pastel de cabracho excelente y una raya que también me gustó mucho (era la primera vez en mi vida que comía raya, por cierto). En cuanto a Raquel, habla y no para de la sopa de pescado que le sirvieron.
Las sidrerías de Asturias no tienen mucho que ver con las que hay en el País Vasco o en Navarra. En Asturias pueden ser restaurantes (como en este caso) o bares en los que se sirve sidra principalmente. Por supuesto, nosotros bebimos sidra con la cena, lo que significaba que nuestro camarero nos iba trayendo de rato a rato un culín a cada uno. La sidra se bebe nada más servirse, por lo que el camarero no te rellena el vaso cuando lo vacías, porque no haría otra cosa; lo que hace es calcular cuándo te va a apetecer echar otro culín. Y lo cierto es que el nuestro nos acertaba de pleno. Cada cierto tiempo, cogía nuestra botella (que estaba en la barra, no en nuestra mesa), la levantaba, bajaba el vaso, echaba el culo hacia afuera, y escanciaba un culín para cada uno. Nosotros, claro, no entendemos mucho de escanciar, así que no sabemos realmente si era bueno o malo, pero nos gustaba mucho verlo.
Cuando vino a preguntarnos qué queríamos de postre nos dimos cuenta de que nuestro asturianín, que hasta entonces no había dicho una palabra, era ruso. Parece que esto de escanciar se puede aprender aunque no lo hayas mamado.
Y ya con la tripa llena y la sensación del deber cumplido, nos fuimos a dormir.