Como no teníamos desayuno incluido en el hotel, quedamos a las nueve y media de la mañana en el vestíbulo para ir a desayunar a la estación. Nu, Raquel y yo estuvimos puntuales, pero pasaba el tiempo y los otros dos no bajaban. Así que subí a buscarlos a las diez. Aporreé su puerta y, finalmente, salió Jofán medio dormido. Parece que íbamos a ir con retraso. Aunque se dieron y prisa y poco después los teníamos abajo. Según nos contaron, la pobre Cassandra era víctima del jet-lag y apagó el despertador así como se puso a sonar. Le costó bastante rato poner cara de persona.
Osaka no es una ciudad muy interesante para los turistas. El motivo de que hubiéramos cogido hotel allí, en lugar de la cercana Kyoto, era que Cassandra tenía una amiga, Chichirri, viviendo en Osaka. Además de que la quería ver, a todos nos venía bien tener una guía indígena (o que, al menos, llevaba unos meses allí y se manejaba en japonés).
Habíamos quedado en Yodabashi Camera, unos grandes almacenes de la zona de Umeda, a mediodía. Antes de que llegara Chichirri fuimos a ver móviles (cien mil modelos, pero no sabíamos si podríamos conseguir uno libre que funcionara en España). Es que, de todos los nuestros, sólo el de Jofán funcionaba en Japón. Y luego subimos a la planta de las cámaras fotográficas. Sí, toda una planta sólo para cámaras. Raquel quería comprarse una y Cassandra también quería mirar cosas. Finalmente yo, que sólo iba de acompañante, acabé comprando dos (una fue el regalo de cumpleaños de Raquel). Mi primera cámara digital, y le di mucho uso a lo largo del viaje.
Finalmente llegó nuestra indígena y fuimos a comer a un centro comercial cercano. Chichirri es muy maja, en seguida congeniamos todos con ella. Y claro, hablaba japonés, cosa que viene de maravilla para pedir en un restaurante en el que te podían sacar el tonkatsu de diecisiete formas. Yo acabé pidiendo katsudon, que a lo largo del viaje me serviría como plato comodín cuando no sabía qué pedir.
Después de comer fuimos a tomar café a un Starbucks. Sí, un Starbucks; el café japonés no es muy bueno, en general, conque el del Starbucks no es peor. Además, Chichirri se empeñó en invitarnos, ya que nosotros también nos habíamos empeñado en invitarla a comer. Después subimos a un pequeño salón de juegos del mismo centro comercial. Nada que ver con los salones de pachinko, un tanto deprimentes pese a las luces y la musiquita taladrante. Pero vaya, echamos un ojo y nos fuimos en cuanto pudimos encontrar la salida. Veinte minutos, por lo menos. No andábamos muy finos, no.
Chichirri tenía otra amiga española en Osaka, Goth. Y, qué cosas, hablando de ella resultó que también era amiga de Cassandra, por otro lado. Goth estaba con su hermano, que había ido a pasar unos días. Conque quedamos para vernos todos en Kyoto un rato después. Casualmente habíamos ido a Japón durante el Obon y coincidía que ese día era el Daimonji en Kyoto, una ceremonia muy vistosa y popular.
Así que cogimos el cercanías a Kyoto (que está a unos 50 km de Osaka) y, una vez allí, un autobús hasta el lugar que nos habían recomendado para ver las hogueras. Kyoto no tiene metro (sólo algunas estaciones de cercanías), pero sí una muy buena red de autobuses. Los autobuses de Kyoto funcionan al revés que los españoles. Y no me refiero sólo a que conduzcan por la izquierda, como en todo el país. Se monta por detrás, se baja por delante y se paga al salir. Hay unas pantallas que muestran el precio a pagar; cuando bajas del autobús, echas el dinero a una máquina (hay que echarlo exacto, pero la máquina también sirve para cambiar si no llevas justo). Por seguir con las diferencias, y para variar, son muy puntuales. En las paradas están los horarios completos de cada línea y nunca vimos que pasara un autobús con más de un minuto de retraso (no son perfectos, no pueden controlar el tráfico).
Nos enteramos del funcionamiento del autobús porque Chichirri preguntó al conductor. Al rato vino una chica americana a preguntarnos a nosotros y acabamos pegando la hebra con ella. Se llamaba Perrin, era de Los Angeles y estaba recorriendo Japón ella sola. Hablaba un poco de español, pero nada de japonés. Sin embargo, no se cortaba nada a la hora de preguntar a todo el mundo y era bastante agradable, conque supongo que no tendría muchos problemas. Iba buscando el sitio de las hogueras, así que se vino con nosotros. Llegamos al lugar, nos encontramos con Goth y su hermano y, a las ocho (en punto, sí) vimos cómo encendían el Dai. A las siete ya se hacía de noche, de modo que vimos todo muy bien. Según nos contaron (y tal vez hayáis leído ya en el enlace que os he puesto), encienden cinco grupos de hogueras en la ciudad, todos ellos con un significado budista en honor a los muertos. Intentamos ir a ver algún carácter más pero, cuando llegamos, ya se habían apagado. Conque nos fuimos a coger otro tren de vuelta a Osaka, dejando a Perrin por el camino (cogía un tren a Tokyo un rato después).
El hermano de Goth también se fue, pero los otros siete volvimos a Dotomburi para cenar okonomiyaki en un restaurante que les gustaba a nuestras indígenas. El okonomiyaki consiste en comida a la plancha. Las planchas están en las propias mesas y te la dejan allí para que se haga. Casi todo lo que comimos consistía en una especie de tortas grandes de fideos con diferentes condimentos, y nos gustaron bastante. Para variar, salimos a unos 1000 yen por cabeza. Luego dimos una vuelta por la zona, recorrimos Shinsaibashi-suji (la gran galería comercial de Shinsaibashi) y llegamos a tiempo para coger el último metro, poco después de medianoche (pese a ser sábado). Último metro que, glups, no llegaba hasta Shin-Osaka y se quedaba en Umeda. Menos mal que pudimos recurrir al cercanías y llegar sin problemas al hotel. Y a dormir, que al día siguiente nos esperaba una dura jornada en Kyoto.
02 septiembre 2008
16/08 Osaka
Etiquetas:
Japón,
plasto-serie
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9 comentarios:
Acabo de descubrir que la plasto-serie se me hace menos plasto cuando he vivido lo que cuentas en ella :)
Aprovecha estos capítulos, porque pronto llegan otros en los que sales menos.
Yo lo que quiero ver son fotos. El sábado 13 nos veo en tu casa haciendo un pase, eh Cassandra? :D
Ya llegarán las fotos, que hasta el día siguiente no pude estrenar la cámara.
Las estoy recopilando, que esta vez hay más de lo normal :)
También están las de Gorpik, Raquel y Nu. Vais a morir viendo fotos de Japón...
Que puta envidia.
Soy de la opinión del capitán: Qué puta envidia dais.
Escribir las plasto-series me lleva unas horas. Así que os agradezco vuestros comentarios, que me sirven para comprobar que está cumpliendo uno de sus fines (dar envidia a mis amigos y que me odien).
Ya sabes que yo ye odio con plastoserie o sin ella.
El pirao que no fué a Japan
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