Antes de nada, os contaré una cosa: a mí me gustan los toros. En serio. Desde hace tiempo.
Supongo que alguno se habrá marchado horrorizado. Seguiré para el resto.
Siempre ha habido toreros temerarios, muy del agrado del público poco entendido. Esos toreros se tiraban al toro sin miramientos, ignorando el peligro, y llevaban más cicatrices que piel, por la cantidad de cogidas que sufrían. El torero valiente de verdad es el que se cruza; "cruzarse" significa ponerse justo delante del toro, allí de donde todos tus instintos te dicen que te largues a escape. Pero el torero sabe que el toro ve hacia los lados, no de frente, y allí está seguro. El torero valiente conoce el peligro, lo acepta, y lo supera consiguiendo que su inteligencia venza a sus instintos. El temerario desprecia su propia inteligencia.
Yo tengo una amiga que es una de las personas más valientes que he conocido nunca. Hasta ahora no lo sabía, pero me lo está demostrando. Está haciendo justamente lo que todos los patanes que la rodean le aconsejan que no haga, pero ella sabe que es lo correcto, por duro que pueda parecerle. Espero que todo te salga bien, corazón, porque te lo estás ganando a pulso.
30 julio 2004
Valor e inconsciencia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario