Esta tarde, como hacía bueno, he vuelto a casita andando desde el trabajo. Una hora a buen paso. Cosa que no me viene mal, porque hago menos ejercicio que el león de las Cortes.
Conozco a mucha gente que prefiere el frío al calor. El argumento racional es bastante comprensible: si tienes frío, te pones un abrigo más gordo. En cambio, cuando tienes calor, si ya te has quitado todo no queda nada más. Pero, qué le vamos a hacer, yo necesito el calorcito. Aunque eso signifique que algún homínido decida poner el aire acondicionado a 18 grados; normalmente, el mismo que en invierno lo pone a 25.
La Primavera ha llegado de nuevo.
Por si eso no bastaba para ponerme de buen humor, por fin he visto hoy un cartel anunciando el próximo concierto de Yes. El martes 29 de junio, el nene estará babeando una vez más delante de su grupo favorito. Claro que las entradas no son precisamente baratas: a 36 tazos la pieza (anticipadas; 40 en taquilla). Pero eso es lo bueno que tiene el fanatismo. Te dicen el precio, lo pagas, y listo. Al fin y al cabo, la última vez que los vi en París, las entradas me costaron más del doble.
Aunque a eso hay que descontar lo que ahorro en cuerdas para la guitarra. Cada vez que veo a mi Steve Howe, me pego un mes sin tocar. Excepto la última vez, ahora que lo pienso; dos días después estaba ensayando con los Pelafustanes. Pero esos son mis chicos y saben levantarme la moral.
Capi, a ver cuándo estás libre, que tengo ganas de tocar.
17 mayo 2004
La Primavera
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario