21 octubre 2007

Deporte

Esta entrada va a tratar sobre el deporte como espectador. Como practicante, espero volver al gimnasio la semana que viene, ahora que mis problemas físicos casi han desaparecido por completo.

No me refiero a esa cosa en la que uno gana al otro porque le dan un coche mejor o peor. Eso, para mí, es una feria de muestras, no un deporte.

Anoche estuve viendo la final de la Copa del Mundo de rugby en un pub irlandés. Jugaba Sudáfrica contra Inglaterra y había mucho guiri en el local. Tanto que pusieron el partido en inglés, pese a que también lo daba el Canal + en español. Pero bueno, los comentarios de la tele eran lo de menos.

El partido fue muy competido y luchado, aunque la esperada superioridad sudafricana se iba poniendo de manifiesto poco a poco en el marcador. Pero nada más empezar la segunda parte, con 9-3 para Sudáfrica, los ingleses consiguen un ensayo que ponía el 9-8 en el marcador y tal vez el 9-10, si conseguían la transformación. Gran ruptura del centro Tait y el balón acaba en las manos del ala Cueto, que clava el típico ensayo junto a la línea de banda.

Tan junto a la línea de banda que el árbitro pidió ver la repetición por televisión. Bueno, no verla él, sino que la viera el encargado de hacerlo y le dijera qué veía antes de tomar una decisión. No estaba claro si Cueto había llegado a pisar la línea de banda antes de posar el balón o no.

Los aficionados al fútbol ya os imaginaréis cómo funcionan estas cosas: avalancha de jugadores contra el árbitro, zarandeos varios...

Pues dejad de imaginar. Mientras el árbitro conversaba con su compañero, los jugadores de ambos equipos se mantenían alejados. Y, tras el anuncio de que el ensayo se anulaba (y os aseguro que aun viendo muchas repeticiones era muy difícil saber si el pie de Cueto llegaba a rozar la línea o no), cada jugador se fue a su lado sin abrir la boca. En fútbol los ingleses se habrían tirado contra el árbitro, habría habido varias tarjetas amarillas, tal vez algún expulsado y los comentaristas deportivos dirían que el árbitro se había cargado el partido.

Al final ganó Sudáfrica 15-6, la peña del pub comentando el partido en paz y armonía y todo buen rollo entre los morlacos que un rato antes se habían estado zurrando la badana en el campo. Como decía Raquel, después de ver esto se te quitan las ganas de volver a ver fútbol en la vida. Dejando aparte que, según decían Fantine y ella, es difícil estar más bueno que algunos de los jugadores, como el zaguero sudafricano Montgomery.

Luego nos fuimos con Fanti y Jambrina a cenar a su casa. Pena que la mosca tsé-tsé nos había atacado a Raquel y a mí (tal vez fueran las pintas que trasegamos durante el partido), así que acabó entrándonos sueño y nos fuimos más bien pronto a casa. Pero oye, mira que lo pasamos bien con el partido. Y eso que no fue nada del otro mundo en cuanto a juego, pero el rugby mola. Mucho.

3 comentarios:

Txema dijo...

y despues del robo del Francia-N. Zelanda, a los neozelandeses no se les oyó ni un solo reproche.

Gorpik dijo...

Nueva Zelanda, en mi opinión, perdió por sus propios errores. Aunque en fútbol también es habitual echar la culpa al árbitro que ha pitado un penalty que no era y obviar los cinco goles cantados que ha fallado el manta de tu delantero.

Fantine dijo...

Yo también lo pasé muy bien. Lástima que ya esteis en la mediana edad y necesiteis recogeros pronto ;)