Últimamente estoy viendo algunos casos de parejas rotas con un elemento en común: uno de los miembros de la pareja había abandonado a sus antiguos amigos y se había dedicado exclusivamente a los de la otra persona. Claro, ahora se encuentran colgados.
Aunque lo ideal sería que los que antes eran pareja pudieran seguir siendo amigos, en la práctica lo más habitual es que no sea así, o que lo sean con restricciones. Sobre todo cuando la pareja llevaba mucho tiempo junta. Y esto hace difícil que puedan seguir formando parte del mismo grupo.
Me resulta bastante patético encontrarme a una de estas personas, que intentan volver al grupo que abandonaron. Te miran como diciendo: "sí, durante los últimos años he pasado de vosotros como de comer mierda; pero bueno, veo que me equivoqué, así que ahora me aceptáis otra vez, ¿verdad?" Por lo general, la respuesta es sencilla: "no".
Y no es por venganza, ni por orgullo, ni por nada de eso. Sencillamente, las personas tenemos una capacidad bastante grande para superar las pérdidas. Esto nos ayuda cuando, por ejemplo, muere uno de nuestros seres queridos, pero también cuando un amigo se aleja de nosotros. Al cabo de unos años, ese amigo tal vez intente volver, pero ya no lo es. No sé a vosotros; a mí, servir de paño de lágrimas para alguien que ya no es más que un simple conocido, no es una actividad que me atraiga mucho.
26 diciembre 2005
Quemando puentes
20 diciembre 2005
Otra recomendación
Y esta no tiene nada que ver con la Navidad aunque, como la anterior, la he obtenido de This Is True, la lista de correo de la que salen esas tonterías tan graciosas que hay a la derecha de esta página.
Ésta es una página dedicada a las fes de erratas, titulada Regret the Error. En ella aparecen fes de erratas tomadas de diversos periódicos en lengua inglesa. Como aperitivo, os traduzco la que aparece ahora mismo al principio de la página, tomada del diario británico The Observer:
Nuestra entrevista con la sensación literaria americana Benjamin Kunkel (Crítica, la semana pasada) iba acompañada por citas de diversas críticas aparecidas en medios estadounidenses, proporcionadas por su editor. Una de ellas, publicada en Entertainment Weekly, rezaba así: "Kunkel ha conseguido crear una voz de singular originalidad", pero omitía la siguiente línea: "una a la que desearías dar un puñetazo en la boca."
Feliz Navidad
Una vez más, llegamos a la época del año que más gente disfruta odiando: la Navidad. Pero, ah, yo no estoy entre ellos. Qué le vamos a hacer, me gusta la Navidad.
Así que os dejo este enlace a un cuento navideño actualizado. Se titula It's a Wonderful Internet y, como podéis imaginar, está basado en el clásico "¡Qué bello es vivir!" (en inglés, "It's a Wonderful Life"). También podéis deducir del título que está en inglés, claro.
Si entráis a verlo, no olvidéis jugar con el libro. Es una versión digital de estos cuentos en los que accionas un mecanismo y se mueven cosas. Además, algunos elementos de las páginas tienen sonidos. Espero que os guste.
19 diciembre 2005
Este test mola
Hacía tiempos que no publicaba aquí los resultados de algún test que hubiera hecho. Pues nada, vamos a arreglarlo.
Nada que no esperase, vamos.
15 diciembre 2005
H
Desde este momento, queda oficialmente clausurado el muermo que llevaba encima durante los últimos días. Y los principales responsables de ello no han sido, esta vez, los Pelafustanes (todo se andará), sino Sexpeare.
Para quienes no los conozcáis, son una compañía de teatro de quienes ya había visto otro montaje, "Hipo". Y ayer fui con Nu a ver "H, el pequeño niño obeso quiere ser cieneasta", en el Teatro Alfil de Madrid.
Madre mía, qué panzada de reír. Salí del teatro con la cara dolorida. Son sólo dos actores los que hay en escena (Santiago Molero y Rulo Pardo), pero son la polla en vinagre. Santiago interpreta durante toda la obra a Luis Marcotmercott, un aspirante a cineasta, mientras que Rulo interpreta a todos los demás personajes. Es asombroso el dominio de la escena que tienen los dos. Y el libreto es buenísimo, aunque no es fácil saber qué está en él y qué improvisan los actores.
La obra sólo va a estar hasta el domingo, pero el martes estrenan (más bien, reestrenan) otra: "¡Qué pelo más guay!" Y no me la pierdo ni loco.
¡Galletas Niki! ¡Oé, oé, oé!
14 diciembre 2005
La RAM
Otros años, a estas alturas, ya habría escrito mi mega-entrada sobre la RAM, contando lo bien que me lo he pasado y lo fantástico que ha sido todo. Pero este año prefiero esperar un poco, a ver cómo lo veo dentro de unos días.
Hace un rato le decía a Rapunzell que el domingo, de vuelta a casa, estaba cabreado, pero no es cierto. En realidad, estaba triste. Y eso NO es mi estado de ánimo habitual a la vuelta de la RAM. Desde luego que ha habido muchas cosas buenas, pero es así como me siento, qué le voy a hacer. El hecho de que cada dos horas me viniera alguien con que algo se había vuelto a ir al carajo no me ayudó mucho, supongo.
De momento, me quedaré con lo que ha escrito el Capitán Napalm en su blog. Quién sabe, a lo mejor la semana que viene he cambiado de idea, pero de momento...
06 diciembre 2005
Premio
Hace poco recordaba cómo, con 16 añitos, gané una botella de whisky resolviendo un acertijo en un pub. No me había acordado en muchos años de esta anécdota, pero la cosa acaba de tener continuación.
Ayer estuve en otro pub con Raquel y Nu, y se nos acercó una chica diciendo que hacían un concurso tipo Trivial, que si queríamos jugar. Y nos apuntamos, claro. La cosa consistía en que la chica nos dejaba una hoja con diez preguntas sobre un tema, escribíamos las respuestas y, al cabo de un rato, se volvía a pasar para recogerlas y dejarnos la siguiente hoja.
Como el concurso dura un buen rato, es una forma de conseguir que tus clientes se queden y repitan consumición. Y también de que vuelvan, claro.
El caso es que, según parece, acertamos 43 preguntas de 50, una menos que los ganadores. El primer premio era una botella de whisky (irlandés, claro) y el segundo una de champán. Pero a los ganadores no les gustaba el whisky, conque nos ofrecieron cambiarnos el premio. Y, claro, aceptamos.
Así que, quien venga por casa, podrá echar un pelotazo.