14 noviembre 2004

Acatarrado

Pues sí, llevo un catarro encima que para qué. El viernes ya lo noté un poco, ayer más, y hoy estoy hecho polvo. La pobre Raquel se ha tenido que ir solita al autobús porque yo me he metido a la cama y he salido hace un rato de ella.

Una pena, porque ha sido un buen fin de semana. Ayer estuve a mediodía en un cumpleaños del núcleo. Nuestro guiri hizo una fondue y me atiborré. No estábamos muchos, porque su salón no es muy grande y no cabíamos más, pero lo pasamos bien. Al final acabamos toda la tarde, tranquilamente, jugando a la variante espacial del Catán. Nunca la había probado y está muy bien; creo que, estratégicamente, es más fácil que el original, pero por lo demás es bastante parecida.

Luego hubo Tomberchuzo de inaguración de su nueva casa. Ya tuvo su primera queja de la vecina, ¡bien por Tomber! El chuzo tuvo gran éxito de crítica y público, incluyendo algunos asistentes poco habituales y también, por desgracia, alguna ausencia sensible. De las pocas veces que he visto a Raquel pasarlo bien en un chuzo, además.

Hoy debería haberme ido a ver a Bill Bruford. Para una vez que me entero a tiempo de que viene a Madrid (suelo hacerlo al día siguiente del concierto), no estoy en condiciones. Ya me pasó hace unos cuantos años en Zaragoza, con Johnny Winter, pero pude verlo al año siguiente. A ver si esta vez es igual.

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