Ayer jueves día 1 empezó mi querida jornada intensiva en el trabajo. Es decir, que ya no trabajo por las tardes hasta septiembre. Eso significa que todos los días parecen viernes, y cuesta hacerse a la idea de que no.
Para estrenarlo, lo primero fue irme a comer con otra docena de compañeros del trabajo a un italiano que no está muy lejos. Entre una cosa y otra, se nos hicieron las cinco y pico. Luego tenía pensado ir a ver la casa nueva de un amigo, pero no pudo ser porque a las siete y media teníamos una cosilla con Mensa. Cosilla que se prolongó y acabé volviendo a mi casa cerca de las dos de la mañana. A todo esto, yo intentando convencerme de que era jueves, que al día siguiente había que trabajar, pero sin éxito. Que cabezón puedo ser a veces.
Menos mal que hoy sí es viernes de verdad, porque no sé yo si podría aguantar mucho tiempo así. La semana que viene lo comprobaré.
02 julio 2004
Semanas de cinco viernes
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