Mañana tengo un concierto con mi Banda cerca de Zaragoza. Hace que no toco con ellos desde el Pilar, así que la consecuencia lógica es que tenga muchas ganas de volver a hacerlo.
Pues no. La verdad es que no me apetece demasiado. Lo cual no es buena señal, desde luego. Me mandaron un par de canciones nuevas el lunes para aprendérmelas, y lo he ido dejando hasta el punto de que me he acordado hace un rato. Por suerte, han resultado mucho más fáciles de lo que pensaba, en un rato estaban listas. Bien, sigo acordándome de cómo tocar este tipo de música, y sigue sin costarme nada sacar temas nuevos, pero no disfruto como antes.
Lo que más me gustaba de la Banda era la imprevisibilidad. Eso de que te llamaran un martes por teléfono, "¿qué haces?", "nada especial, ¿por?", "es que tenemos un bolo dentro de media hora". Y para allá que te ibas. Ahora, claro, ya no es así. No nos vemos y, cuando lo hacemos, nuestras vidas tienen poco que ver. Los demás de la Banda están casados con hijos, muchos de ellos mayores. Uf, no sé, siento que me estoy yendo.
Después de catorce años, tal vez mañana sea mi último concierto. A la vuelta os lo diré.
09 julio 2004
La Banda
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