En efecto, estoy de vuelta en Madrid tras mis vacaciones.
Esta entrada iba a ser alegre y optimista. He tenido unas vacaciones perfectas, relajo absoluto y actividad mínima. El primer fin de semana en Zaragoza, cena con los amigos. Y luego toda la semana en la playa, Raquel y yo solitos, de vagancia absoluta. Bueno, por las tardes nos íbamos a andar un rato junto al mar.
El único día especial fue el miércoles, que pasamos en Barcelona con la sección Pela de los Pelafustanes. Dile y Barachan nos llevaron por la ciudad durante el día, y por la noche cenamos junto con los demás y sus respectivas. Nos lo pasamos muy bien y casi me ahogo de risa con las aventuras de Luzbel.
La parte mala ha sido esta mañana, cuando he ido a cargar el coche para volvernos. Allá que iba yo tan pancho con mis bolsas... y el coche no estaba. He dado una vuelta por los alrededores, por si me había equivocado de sitio, pero esta vez estaba casi seguro de que no. Efectivamente, me lo habían vuelto a robar. En mal día, porque no iba a ser nada fácil encontrar un transporte alternativo a esas alturas y en esta fecha.
He llamado a la Guardia Civil y, por suerte, lo habían recuperado esa misma noche. Así que he ido a recogerlo y, bueno, la cosa no iba a pasar de una molestia. El coche parecía en buen estado, arrancaba perfectamente y no le habían hecho más de 20 ó 30 km. Hasta que le he dado la vuelta y he visto cómo estaba por detrás. El inútil que me lo ha mangado, al parecer, ni siquiera sabía conducir. En tan corto trayecto había tenido tiempo de darle una tremenda hostia en la parte trasera, que había quedado como un acordeón. Sí, claro, en el parte de recuperación lo ponía, pero el policía que había cuando he ido yo no lo había leído y no se había dado cuenta.
El caso es que, en vista de la provecta edad del bicho, el coste presumible de la reparación y el hecho de que no podía circular con el coche en ese estado, me he decidido por la eutanasia. Ya no tengo coche.
Al menos, yo no lo necesito mucho. Hombre, me viene bien, pero por Madrid uso el transporte público. Y, para ir a otros sitios, existen el tren y el autobús. Para lo único que no tengo buena alternativa es para ir a casa del Capi. Ya veremos cómo me lo monto, chavalote.
12 abril 2004
He vuelto
Etiquetas:
Pelafustanes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario