A la bronca que me llevé el lunes se ha sumado otra hoy por el mismo motivo. Aunque esta vez ha venido por parte de alguien a quien tengo más aprecio. Es difícil aguantar cuando alguien te pone a parir y sabes que tiene razón. Y, lo que es peor, ya no puedes hacer nada para arreglar el desaguisado.
Ayer estaba de mucho mejor humor. Vi a mi prima Pilar, a quien no veía desde hace dos años porque se fue a vivir a Nueva York. Quiero mucho a Pilar y ayer estaba radiante. Se ve que está contenta con su vida. Por lo que me contó, su casa debe de ser un lugar imprevisible. Cuando se levanta por la mañana y sale de su dormitorio, nunca sabe a quién se va a encontrar en el pasillo o el salón. Tendré que ir algún día a verla allí.
Pero hoy estoy otra vez depre. He tenido que contestar al mensaje del pobre Rafa aunque no sabía qué decirle. Yo no valdría para político, me afecta demasiado que me echen las cosas en cara. Eso no significa que no vaya a levantar cabeza hasta dentro de dos meses. Hay una frase de Confucio que dice: "Si tus problemas tienen remedio, ¿por qué te preocupas? Si no lo tienen, ¿para qué te preocupas?". Y siempre he intentado seguirla. Lo que no puedo arreglar, no puedo. No vale la pena darle más vueltas.
Prometo que la próxima vez que escriba será un día en que esté más contento.
15 diciembre 2002
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