29 mayo 2007

Chico para todo

Hace un momentito me he dado cuenta de una cosa que, supongo, debería haber sido bastante evidente para mí. Pero soy así de despistado. En los últimos tiempos, y seguirá siendo así durante las próximas semanas, me estoy dedicando a sustituir a otros. En el trabajo y fuera de él.

La escena se ha repetido varias veces. Alguien me llama y me dice: oye, fulanito no puede hacer esto por tal razón, ¿podrías encargarte tú? Y, siendo como soy, digo que sí, sin problema. El problema es que todo esto me viene además de mi trabajo normal. Aunque, como los de mi equipo valen un imperio, se encargan de todo para que nada se resienta.

Me pregunto qué es lo que lleva a los demás a pensar en mí para estas cosas. ¿Creen que sirvo para todo? ¿Creen que los demás no se dejarán endosar estos marrones? Probablemente lo segundo. Pero da la casualidad de que en estos momentos me apetece hacer cosas variadas, conque incluso lo agradezco. Y oye, hacía ya unos meses que no viajaba, está bien volver a coger la maleta.

No sé si este deseo de variedad está relacionado con que estoy pasando una época superficial. O así lo siento. En otros blogs que frecuento se desarrollan conversaciones interesantes en las que, normalmente, me gustaría intervenir. Sin embargo, no se me ocurre nada medianamente aprovechable. Y fuera de la blogosfera es parecido. Creo que ahora mismo soy una compañía más o menos agradable para pasar un rato entretenido; pero, si buscas algo más, has venido al lugar equivocado.

Tal vez sea que no tengo preocupaciones. Bueno, alguna de las confucianas, que digo yo; si algo no tiene remedio, ¿para qué preocuparse? Así que, queridos lectores: si os apetece leer algo profundo, que os haga pensar... bueno, aquí a la derecha tengo unos cuantos enlaces que tal vez os lo proporcionen. Porque por aquí, de momento, nada.

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