09 diciembre 2004

Historias de la RAM

Como aún no dejo de darle vueltas a lo que ha pasado estos días, voy a dejar aquí constancia de algunas de las anécdotas sucedidas.

- Ni uno, ni dos, sino tres asistentes a la RAM terminaron en el hospital el lunes. Supongo que es un nuevo récord. Afortunadamente, todos ellos durmieron en el hotel, incluyendo a una que tal vez lea esto.

- El lunes nos llevaron a comer a una sala de fiestas en la que, entre otras cosas, se anunciaba "strip-tease masculino y femenino". Hubo gran algarabía, que se completó cuando las señoritas del grupo iban relatando las características de su cuarto de baño. La comida terminó con una visita turística a dicho cuarto de baño.

- El martes tocaba cena en una sidrería de la que nadie sabía mucho. Fuimos en autobús y, de camino, aún se comentaba el lugar de la comida del día anterior. Llegó el momento en que el autobús se detuvo y nos dejó junto al "Disco-Bar Petri". Toda la comitiva estalló en una carcajada, seguida de una cerrada ovación. Luego se vio que la sidrería estaba unos metros más arríba, pero había que subir andando.

- Este año la de los Pelafustanes no fue la única actuación musical. En la sidrería cantó el ochote al que pertenece uno de los mensistas guipuzcoanos. Eran buenísimos y la concurrencia supo reconocerlo.

- Hablando de los Pelafustanes, casi al final del concierto tuve que pedir a nuestros cantantes que improvisaran algo para entretener al público mientras cambiaba la afinación de mi guitarra, porque para "Every Breath You Take" no llevo la afinación estándar y necesitaba uno o dos minutos. Así que explicaron lo que estaba haciendo y, de paso, pidieron un aplauso para mí por no haberme cargado ninguna cuerda en todo el concierto, en contra de mi costumbre. Ni qué decir tiene que un par de canciones más tarde rompí una.

- Un momento algo tenso se vivió en el ensayo, unas horas antes de la actuación, cuando se hizo evidente que Luzbel, nuestro teclista, no se había enterado de que habíamos cambiado de tono algunas canciones, y se las había aprendido en el original. Por suerte la cosa se arregló sin mayores problemas.

- Este año no pude llevar mi cámara de vídeo para grabar el concierto, así que los Napalm consiguieron una. Habíamos controlado en qué momento del concierto había que cambiar la cinta pero, llegado el momento, vi que quien manejaba la cámara no era Lady Napalm, sino Paywoocket, otro colega sectario. Conque fui a pedirle que cambiara la cinta, por si no se lo habían dicho, que controlara la batería y todo eso. El chico me miraba con cara de decir: "pero, ¿por qué me estará dando la brasa este tipo?" Al día siguiente me enteré de que la cámara de Lady Napalm se había quedado sin batería nada más empezar, y Paywoocket estaba grabando el concierto con la suya, por su cuenta.

- Sabréis que en la RAM se juega a montones de cosas, pero seguramente la partida más celebrada fue una de mus en la que intervino un mensista polaco que tenemos de visita. Como el chico no habla ni papa de español, jugaron la partida en inglés. Entre el regocijo de los espectadores, se escucharon frases como "till the dessert", "the hand of a child", "I envide" (pronúnciese "Ai enváid") y otras por el estilo.

- El último día estuve un rato jugando a las películas y, por supuesto, Sara se puso a mi derecha para que le tocara representar mis películas. En vista de su interés, le dejé intentarlo con "El castillo de mete y saca", cosa que hizo con éxito. Aunque la película estrella fue una barbaridad que se sacó Luzbel de la manga (según él, existe y la vio hace tiempo en el cine): "Jaimito y tres policías peligrosos en Nueva York".

- Otro instante de gran alborozo se dio cuando descubrimos que el padre de un insigne mensista no sólo goza de excelente salud, pese a lo que se dice por ahí, sino que fue quien encontró a Curro. En serio.

- En vista de que les pillaba de camino, los mensistas de Zaragoza quedaron con los navarros para comer juntos a la ida al lado de Pamplona. El caso es que confraternizaron y se está barajando la posibilidad de instituir la RANA (Reunión Anual de Navarra y Aragón). Si la cosa llega a buen puerto, allí me tendrán.

- Raquel y yo no coincidimos del todo en nuestros horarios: ella se acostaba pronto y yo me levantaba tarde. Así que por las mañanas se dedicaba a hacer turismo por su cuenta. Un día se fue a San Sebastián con Jofan y Cassandra y aprovecharon la racha mediática de esta última para que les hicieran un reportaje para el periódico. Bueno, hay muchas cosas distintas que se pueden hacer en la RAM, lo malo es que no se puede estar a todas.

En fin, seguro que me dejo un montón, pero dejo éstas como muestra. Si queréis dejar vuestras historietas favoritas en los comentarios, están abiertos para ello.

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