Ésta es la entrada que tenía pensado escribir hoy, aunque he visto las preguntitas que había propuesto Siringa y he decidido contestarlas. Por eso hay otra entrada más.
Inicialmente, la fiesta de fin de año de los Athechuzos iba a ser en casa de Tindriel, pero al final el plan se deshizo y hubo que buscar una alternativa. Así que propuse mi casa. El principal motivo era que a Raquel no le gusta quedarse a dormir en casa ajena y tampoco tener que depender de que alguien nos traiga de vuelta, así que ir a una fiesta fuera de Madrid era un problema (por eso no podíamos ir a la tuya, Hari). Si la fiesta era aquí, ella iba a estar encantada, claro. Además, mi salón es grande y cabe mucha gente.
Antes de la fiesta también tuvimos algunos invitados para cenar. Vinieron Jofán, Cassandra, mi amigo el Mono y su mujer, Cris. El Mono y yo, como cuento en mi entrada anterior, nos conocemos de toda la vida. Es de mi cuadrilla de siempre de Zaragoza, pero ahora viven en Madrid. Así que Raquel y yo estuvimos entretenidos toda la tarde preparando la cena. Naturalmente, hicimos comida suficiente para otros tantos si hubieran venido, pero pensando en preparar cosas que se conservaran bien para otros días. Creo que las sobras me van a durar una semana.
Cuando Cris y yo nos juntamos, nos entran unas ganas irrefrenables de putear al pobre Mono. Hemos descubierto que se nos da muy bien tirarle pullas a dos bandas. Conque nos entretuvimos en eso. Pena que Jofán y Cassandra no se encontraban muy bien (por culpa de lo que habían comido a mediodía, yo no les envenené, conste), pero aún así aguantaron un rato, aunque se fueron los primeros de la fiesta. Espero que ya estéis bien, chicos.
Después de las uvas (Raquel no pudo comerse ni media docena porque estaba doblada de risa con las chorradas que iba diciendo el Mono) y el preceptivo "¡Por el culo te la hinco!" apartamos la mesa y despejamos el salón para que fueran llegando los invitados a la fiesta. Cosa que empezó a ocurrir bastante pronto; antes de la una ya había unos cuantos. Y siguieron llegando hasta que fuimos unos veinte. La fiesta fue de maravilla, nos lo pasamos en grande, perdí la noción del tiempo... He descubierto que esto último es un claro síntoma de que me lo estoy pasando bien. Espero que nadie tenga queja de sus anfitriones, porque nos turnamos para tener a todo el mundo atendido: cuando yo me fui a dormir, se levantó Raquel. Creo que eso debería haberme hecho pensar que era tardecillo. Claro que teníamos pensado ver hoy la versión extendida de "El retorno del rey" juntos, pero la chica se ha cansado de esperar a que me levantara y la ha visto por su cuenta. Es que me he levantado a las ocho de la tarde; hace un rato, vamos.
Ah, se me olvidaba que traumaticé a mis invitados haciéndoles ver un vídeo que tengo con unos guiñoles de Supermaño. Si no eres aragonés es un poco difícil entenderlos, claro, pero Mono y Cris, que sí lo son, me han dicho que esta noche han soñado con él.
Tomber cumplió con su tradición de llevarse un DVD cada vez que viene por mi casa. Y Rapun se ha llevado un disco de Yes. Debo apuntar entre mis buenas obras del año que he conseguido una conversa para la causa y estoy en trance de conseguir otro (el Capi). A cambio Ear se ha dejado unas cuantas cosas en casa (te las devolveré cuando nos veamos) y ha quedado alcohol como para montar tres chuzos.
En fin, tal vez haya sido mi mejor entrada de año de siempre. Mono y Cris me han encargado que os diga a quienes estuvisteis que se lo pasaron bomba y que todos sois la leche. Esto último ya lo sabía yo, claro, pero me encanta comprobarlo de vez en cuando.
Creo que lo mejor que me ha pasado en 2004 ha sido conocer a muchos de quienes anoche estuvisteis en mi casa. Seguid siendo los mejores durante 2005.
02 enero 2005
Y más Nochevieja
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